La empanada ya tiene su propio monumento: está en Caicedonia

La empanada ya tiene su propio monumento: está en Caicedonia

En 2005, por iniciativa de un grupo de ciudadanos, en la Centinela del Valle se erigió una imponente estatua en honor del preciado alimentado, tan de moda hoy

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
febrero 18, 2019
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La empanada ya tiene su propio monumento: está en Caicedonia

La empanada es un manjar que se compone de un relleno de carne u otros productos, dependiendo del lugar donde esta se elabore. Ese relleno se encierra en una masa elaborada generalmente con maíz, trigo, etc., pero puede estar hecha con otros cereales. Es un alimento muy antiguo que se utiliza en casi todos los países del mundo, sobre todo en la cultura mediterránea. Generalmente tiene forma de media luna y se sirve frita, pero las hay de diferentes materiales y de muy variados cocimientos. Además, su relleno varía de acuerdo al lugar donde se prepare: puede ser de pescado, de aves, de carnes, en fin, depende también del ingenio de quien la prepara.

En Caicedonia, Valle del Cauca, Colombia, cuatro personajes de la localidad decidieron que había llegado el momento de que tan popular manjar tuviera un merecido reconocimiento y fue así como, liderados por Alberto Villa Vélez, se hizo el monumento a la empanada.

Alberto Villa Vélez es lo que se llama un caicedonense raizal. Lleva 74 años viviendo en Caicedonia y es tal su amor por la tierra que le vio nacer que en muchas de las obras que son sinónimo de progreso de Caicedonia está su huella solidaria y de hombre cívico.

Él es un ser humano que se ha caracterizado por su buen humor, por su conocimiento de la ciudad, por tener siempre a mano un chiste, un gracejo oportuno, una anécdota histórica de la ciudad que ama.

Su trayectoria de servicios a la comunidad caicedonense es larga: fue presidente de la Junta Municipal de Deportes por 10 años y durante su gestión se hizo el Estadio Municipal Alfredo Muñoz López. “No fue un trabajo en solitario, pues recuerdo a muchos amigos queridos que formaban parte de la Junta como Julio Gutiérrez, Gustavo Hernández, José Hernández, Santiago Rivas, Fabio Martínez, Ulvio Vélez, todos ellos personas que pusieron todo su empeño para que el estadio fuera una realidad” dice.

Muchas actividades para los festejos de Caicedonia recuerdan su aporte, muchas otras instituciones de Caicedonia, como el club de Leones, conocen de sus gestiones y en la actualidad tiene como prioridad, junto a otros ciudadanos, que la Centinela del Valle se convierta en un importante sitio turístico.

“Yo he estado en muchas entidades de nuestra ciudad —dice Alberto—, pero nunca he participado en cuestiones políticas porque no me ha gustado, pero siempre en lo cívico digo presente sin pedir nada a cambio esperando que Caicedonia salga adelante y que sea un municipio pujante y de progreso en Colombia”.

Alberto, a una pregunta mía sobre el liderazgo en Caicedonia reflexiona: “El liderazgo cívico en Caicedonia se ha perdido. No sé por qué estamos tan aperezados, por eso estamos bregando a ver si despertamos otra vez ese liderazgo para ver si logramos que Caicedonia vuelva a surgir, a ser una ciudad con reconocimiento”.

¿Cree que la juventud es apática sobre el futuro de su ciudad? 

“La juventud es apática porque está muy dedicada a otras cosas, pero de pronto puede ser que nosotros los mayores nos ha faltado darles un poco de orientación, de motivarles el amor por su ciudad y de ofrecerles escenarios en donde puedan desarrollar su creatividad y ejercer sus liderazgos en distintos campos”.

Es gracias a este hombre, pequeño, alegre y sonriente, que Caicedonia tiene el apelativo de “Ciudad Centinela del Valle del Cauca”, él es su autor, él fue quien dejó para la historia local este nombre que señala orgulloso a Caicedonia.

¿Cómo surge la idea del monumento a la empanada?

“La idea surge de la manera más sencilla. Una vez estando charlando con el médico Edilberto Ramírez de la Pava, Gabriel Echeverri Isaza y Pedronel Pinzón, comentábamos sobre las empanadas y tantas cosas que habían hecho por los pueblos: caminos vecinales, escuelas, colegios, han ayudado a excursionistas, sin olvidar las famosas 'empanadas bailables' que hacían los sacerdotes, y hacen todavía para terminar las iglesias, los conventos, los puestos de policía. ¡Tantas cosas que alrededor de la empanada se han hecho! y concluimos que era una injusticia que a la empanada no se le hubiera hecho un monumento y entonces dijimos: ¡hagamos un monumento!

Nos pusimos a eso y la hicimos y hoy se exhibe en el parque recreacional de nuestro municipio, y para satisfacción nuestra hemos visto con gran agrado que ya se hizo una réplica en el recién inaugurado Parque de la Heliconias de nuestro municipio y se está hablando de hacer otra en el Club de Caza y Pesca”.

Como datos curiosos vale la pena mencionar que el monumento que celebra esta vianda fue realizado por Tulio Agudelo, un ornamentalista metalúrgico de Caicedonia que cogió la idea y la plasmó en lámina, tuvo un costo de 300 mil pesos que aportaron los que dieron la idea.

¿Y qué reacciones ha originado el monumento a la empanada?

Alberto señala orgulloso respecto al monumento: “Mire usted, el monumento nos ha dado mucho renombre porque, por ejemplo, me entrevistaron de RCN internacional. Eduardo Aponte Rodríguez me llamó desde New York y tuvimos una charla de 50 minutos. Me llamó precisamente una señora que vive en Nueva York y me dijo que hace 11 años vivía allí pero que ella había criado sus hijos y les había dado estudió vendiendo empanadas.

Cuando hablaba con Eduardo Aponte, hicieron una llamada del Canadá, de una señora, no recuerdo bien si era Mariela Uribe y dijo: “vea, yo soy la representante de los colombianos aquí en el Canadá y quisiera que Ud viniera para las fiestas patrias” (eso fue antes del 20 de julio). Yo le dije: si me manda los pasajes voy y agrega en tono socarrón “y no me los ha mandado aun”. La señora decía que les encanto que se hubiese hecho el monumento a la empanada”.

Gabriel Eduardo Echeverri de Caicedonia me dice que los colombianos que viven en Londres, donde él vive actualmente, muy emocionados habían visto en El Tiempo, en donde salió la noticia del monumento a la empanada, el hecho de que Caicedonia fuera la ciudad donde se había tomado la iniciativa de homenajear este alimento.

A propósito, Alberto, usted debe de ser un excelente catador de empanada, ¿cree que las empanadas de hoy se parecen en contenido y  sabor a las de ayer?

“Las empanadas no han perdido su encanto ni el sabor, lo que ocurre es que las comercializan mucho y al hacerlas en cantidades industriales para tener mayores utilidades de repente no se les pone el toque de cariño que también necesitan, pero las empanadas buenas son las que tienen carne, pero como le parece, le cuento esta anécdota muy simpática. A una señora que hacía empanadas en un restaurante le dijeron “señora, pero estas empanadas no tienen carne” a lo que la doña respondió tranquilamente: “no le echamos carne a las albóndigas, le vamos a echar a las empanadas”.

La risa al oportuno chiste pone punto final a la entrevista con quien en el momento adecuado rinde tributo al manjar más popular en Colombia: la empanada. Allá en el Parque Recreacional de Caicedonia, la Ciudad Centinela del Valle del Cauca se levanta imponente el monumento a la empanada. Hay que irlo a visitar….

 

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