La empanada, al parecer, tuvo su origen en el medievo y hoy, el exquisito alimento, se ha extendido por todo el mundo, catalogándose las de Popayán como un bocado suave, con prestigio universal, que en los últimos días se posesionó en los paladares chinos.
Recuerdo que las últimas empanadas internacionales que me he comido las degusté en Cataluña, España, Grecia y Buenos Aires.
Lo que no sabía es que las empanadas en Colombia se han convertido en una callejera comida subversiva, insurrecta y sediciosa, que puede estar a punto de trastornar el orden público y ocultar las acciones del Pentágono en Venezuela, así como el fracking y el vestido de la primera dama en la Casa Blanca.
Según la coronel Sandra Liliana Rodríguez al hambriento transeúnte de Bogotá se le impuso un comparendo por haber infringido el Numeral 04 del Artículo 140 del Código Nacional de Policía, que puede ser apelado ante su superior, un General de la República, lo que traslada a la insurrecta empanada a un problema de Estado, que podría, eventualmente, ser abordado por el Primer Mandatario, en calidad de Comandante Supremo de la Fuerza Pública, quedándole al infractor el recurso de acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde podría influir la decisión de Alejandro Ordóñez, quien se sabe de buenas fuentes consumía en la ciudad de Bucaramanga, no se sabe si en los parques, empanadas, flautas y papas rellenas con la calidad de la mejor cocina colombiana..
Lo último que se conoce sobre este proceso, que podría concluir, siendo optimistas, en el próximo decenio, es que está abierto. Mientras tanto, la empanada fue llamada a hacer “uso de buen retiro” y dejará de prestar sus servicios.