Era el cantante más famoso del mundo. El morocho del Abasto, el Zorzal criollo, el soltero más cotizado de América, la primera estrella que tuvo esta tierra, el Nuevo Mundo. Y eso que nació en Toulouse, Francia, en 1890 pero a los dos años llegó con su mamá a la Argentina, huyendo de la hambruna y de la ingratitud de un padre ausente.
Poco a poco el Zorzal batió sus alas, su canto. Su figura, al principio rubicunda, casi obesa, se fue esculpiendo con el paso de los éxitos. En 1927, justo el año en el que el cine dejó de ser silente, ya era una estrella mundial y había puesto al tango como una de las bellas artes. Tres años después fue a Hollywood a grabar películas y fue la primera gran estrella de habla hispana en triunfar en Estados Unidos.
Y siempre fue el bacán del Abasto, el hombre de sonrisa fácil y juventud eterna. Parece mentira ver las fotos y constatar que Carlitos sólo tenía 45 años cuando, a comienzos de junio de 1935, arribó de Venezuela a Puerto Colombia. En Barranquilla comenzó una gira que lo llevó a Medellín y a Bogotá. Se hospedó tres noches en el lujoso Hotel Granada del centro de la capital. Fue agazajado, celebrado y asediado por las mujeres que no podían creer la perfección de su sonrisa.
Gardel estaba cansado. Llevaba una gira de dos años y quería regresar a Francia, ver a su mamá, después ubicarse en su Buenos Aires querido y dedicarse sólo a hacer películas y a grabar discos. Las presentaciones lo tenían extenuado, sobre todo si los desplazamientos se daban en aviones porque él decía “detesto esos bichos”. De Bogotá tenía que ir a Cali pero antes deberían hacer una escala en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. Antes de partir del Aeropuerto de Techo se tomó esta foto con sus fans que vino a ser la última que se conoció del Zorzal Criollo
El 24 de junio de 1935, al mediodía, Gardel aterrizó en Medellín. El avión de la aerolínea SACO lo piloteaba el dueño de la empresa, Ernesto Samper Mendoza. Mientras la aeronave se provisionaba de gasolina Garde, quien estaba acompañado de sus dos guitarristas de confianza, Guillermo Barbieri y Alfredo Le Pera. Mientras veían como se abastecía de combustible los argentinos comían un sándwich de pollo. Los llamaron y ocuparon sus sillas de mimbre. El avión, según testimonio de los únicos tres sobrevientes, estaba abarrotado de maletas, tanto que las tres que llevaba el cantante fueron depositadas en el baño de la nave. Gardel no quiso amarrarse el cinturón del asiento, lo consideraba algo indigno de su hombría. El avión carreteaba cuando sobrevino el accidente.
Samper había establecido una absurda pelea con su rival, los alemanes de SCADTA. Días antes de la tragedia un piloto de esta aerolínea había sobrevolado peligrosamente sobre un avión de SACO. En venganza Samper, quien estaba pasado de aguardiente, al ver el avión de SCADTA en la pista, intentó pasarlo por encima pero, el sobrecupo y un viento que entró de costado, hicieron que el avión nunca abandonara el piso. El choque fue contundente y la explosión inmediata.
¿Cómo murió Carlos Gardel?
Gardel murió porque uno de los motores del avión lo aplastó. Lo reconocieron por su dentadura inmaculada y las espuelas de gaucho que siempre cargaba en sus botas. Argentina se enteró ese mismo día y entero lo lloró. Seis meses duró el traslado al Sur del Continente. Todavía su tumba es lugar de peregrinaje. El 24 de junio de 1935 murió Gardel pero arrancó la leyenda.
*Información obtenida de Gardel, la biografía de Felipe Pigna.
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