La mentira más grande que siempre nos vendieron, es que, para llegar lejos, debemos estudiar; en todo momento de nuestra infancia, aun en nuestra juventud, y hasta en el ocaso de la vida, el argumento siempre ha sido el mismo, “la solución es el estudio”; tal vez, si, pero en un lugar diferente a nuestro país, lugar donde lo que realmente debemos aprender, es el quedar bien, el lambonear, y el caerle bien a todos, para que al final eso te genere los contactos correspondientes, que te lleve a lograr lo que tanto buscas.
La sociedad, se encarga de mostrar la realidad, “quien tiene el poder, marranea”, nos debieron indicar que esa era la manera en la que debíamos entender nuestro futuro laboral, en el cual, somos participe de aquello que conocemos como “los mismos de siempre”, ¿Por qué?, porque estamos en un circulo vicioso, en el cual, aquel que mande, es quien pone, nombra, o establece quien va a ascender, o radicarse en determinado cargo laboral.
El mérito, es solo una esperanza, una idea irracional creada para que no perdamos la fe, de que podremos alguna vez, cumplir cada uno de nuestras metas y sueños, ¡pero no!, alcanzar la misma, siempre será el mayor obstáculo que existirá para aquellos que de distintas formas manejan las riendas de un determinado lugar, sea empresa, entidad, o cualquier otro que genere poder, los cuales, se dedican a que esos tiempos de elección meritocrático, sean tediosos, se extiendan y al final, no resulten como esperamos.
Además de toda la competencia que ya genera, el no tener, contactos, familiares, amigos, vecinos, que hagan parte de ese selecto grupo de personas que tienen la capacidad de elegir a dedo las personas que van a ocupar los diferentes cargos o empleos en las empresa o entidades correspondientes, debemos ahora sumarle, lo sexualizado que esta el tema de alcanzar un ascenso o un puesto.
Es entonces, que, según lo anterior, debemos incluir dentro de cada una de las desventajas existentes, aquella que la misma naturaleza nos arrebató, como es, el no tener un cuerpo que entregar al gusto de aquella persona que ejerce una labor superior que le de la capacidad de tener el poder para ello.
Es así entonces, que si un día, le dicen o va a decir, que para llegar lejos debemos o debe estudiar, espero que se pregunte, ¿no cumplo o cumple con alguna característica mejor que no sea su capacidad intelectual?, porque si alguien más tiene cualquier otra ventaja, créame que su hoja de vida, será lo último que hablara por usted.