“El paro luchando también está enseñando” fue la frase que le escuché decir a una señora que ya acumulaba un gran número de años y que, al igual que miles, exigía el cumplimiento del pliego de peticiones presentado por la Federación Colombiana de Docentes Educativos (FECODE) ante el Ministerio de Educación Nacional.
El paro de docentes es la única oportunidad que tenemos de preocuparnos por los niños de colegios públicos que en su mayoría serán ignorados el resto de sus vidas por personas que están acostumbradas a mirar por debajo del hombro. Si luchamos como hermanos esta lucha la ganamos. Debemos exigir que el Ministerio deje de preocuparse por comprometer los recursos que le corresponden al siguiente gobierno, y aterrizar al presente este problema que a futuro nos afectará a todos, la prioridad debe ser una educación de calidad.
De igual manera, aislémonos de consumir la información que circula en las noticias presentadas por los canales televisivos más vendidos del país. Está bien que informen la cifra de estudiantes a los cuales se está privando del derecho de la educación, pero ¿no sería justo anteponer las condiciones en las que se encuentran recibiendo las clases esos niños, niñas y adolescentes?
Esto no va a pasar en un país que permite que la prensa desinforme y omita los motivos por los cuales se realizan las manifestaciones. La preocupación, tal parece, radica en que los estudiantes no tienen quien los cuide al no estar en clases, pero las condiciones laborales son un 0 a la izquierda, no se le brinda el interés necesario y el rol de los docentes en Colombia termina reduciéndose a simples peones de una partida de ajedrez que son sacrificados para mantener viva una mentalidad mediocre y desalmada.
Si nos ponemos a analizar las condiciones desfavorables en las que se dictan las clases en el país, nos encontraremos por ejemplo con casos de niños mal alimentados estudiando en jornadas de 8 horas, a esto le adicionamos que hay nefasta asignación de espacios para el estudio; los salones de clases entran en hacinamiento debido a la cantidad de estudiantes que el gobierno coloca en un solo grupo porque les sale más barato. A esto se le suma que no hay pago de horas extras ni aumento de la planta docente. Fecode aborda este punto manifestando su inconformidad con la forma en la que el Gobierno implementa la jornada única escolar en los colegios oficiales del país.
Padres de familia, si quieren cuidadores en lugar de educadores, por favor no le roben el cupo a quien si merece estudiar. Los maestros lideran una lucha por su bienestar y el de sus hijos, además de mejorar condiciones salariales y de salud.
Se está pidiendo una nivelación salarial a los sueldos de los maestros con un incremento del 28 por ciento, cifra que no corresponde en nada con los dos puntos porcentuales por encima de la inflación de los demás servidores públicos que actualmente están sobre la mesa. ¿Cuál es la respuesta del gobierno? La ministra de Educación se excusa en que “no es posible llegar a esa cifra debido a la realidad fiscal del país”.
Como dice una imagen que encontré hace un par de días navegando en internet: “Un docente con doctorado no llega al salario de un funcionario del ministerio con palanca". No es necesario repetir lo que ya sabemos de sobra: ¡La educación en Colombia está jodida!
Consecuentemente, se solicita un mejor modelo de salud de los profesores, finiquitando el proceso de una nueva contratación de algún oferente que supere los indicadores técnicos, y garantizar la prestación del servicio de salud. La solución está en manos del Ministerio a través del Consejo Directivo del Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio. Solo así se podrá garantizar un servicio digno de salud a los maestros.
Por último, se demanda la mejora de la formación educativa de los docentes, la creación de un Estatuto Único Docente y la modificación de algunos estándares de evaluación de los maestros para ascender en el escalafón.
“Por una salud digna para el magisterio, viva nuestro justo pliego de peticiones”, corean las personas que alguna vez nos vieron crecer y probablemente vean crecer a nuestros hijos. Eduquemos para pensar, no para obedecer, porque al final de cuentas la docencia es eso, dejar huella en aquellos que se encargarán de construir un mundo como debe ser.
En el paro de maestros, #YoApoyoAMiProfe
