Comienzo afirmando que estudiar en una universidad extranjera no es necesariamente más costoso que hacerlo en Colombia, como muchos han señalado por medio de las redes. Los que han podido acceder a estudios fuera del país saben que así es. Por tanto, para este caso, traigo como ejemplo el país español, que se metió nuevamente en Colombia —como en la época de la conquista y la colonización— pero esta vez ofreciendo alternativas educativas con mejor calidad y precio, en comparación a las que ofrecen las universidades colombianas.
Para demostrar lo anterior, un ejemplo: el valor aproximado de todo el pregrado de Medicina en la Universidad del Bosque sería de $254.928.000 —teniendo en cuenta el costo actual del semestre, que es de $21.244.000—, mientras que en la Universidad de Salamanca de España sería de alrededor $124.485.960 —$10.373.830 el semestre—. Una simple diferencia con un costo representado en más del doble de lo que cuesta la carrera en España y equivalente al 105 por ciento de más.
Ahora bien, una cosa es el costo y otra, la calidad. Por tanto, es bueno agregar que en cuanto al número de créditos en la carrera de Medicina la diferencia porcentual equivale a 24 puntos. Pues, por un lado, la Universidad del Bosque exige 291 créditos y, por el otro, la Universidad de Salamanca, 360 créditos; o sea, 69 créditos de diferencia (ver comparativo). Es decir, en tiempo representa casi lo que dura una maestría en el mismo país español y más de lo que dura en Colombia.
En cuanto a los posgrados, la diferencia es aún mayor. Una maestría en Ciudadanía y Derechos Humanos en la Jorge Tadeo Lozano cuesta $7.370.000 (el semestre), tiene 36 créditos y una duración de año y medio. En la Universidad Católica de Colombia, la maestría en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario cuesta $7.988.000 (el semestre), tiene 48 créditos y una duración de dos años. Mientras tanto, la maestría en Derechos Humanos y Sistemas de Protección de la Universidad Internacional de la Rioja cuesta alrededor de $8.500.000 (el semestre y cancelando de manera anticipada —e incluye un descuento en un aproximado de un 40 por ciento—), tiene 60 créditos y una duración de un año. A la par, la maestría en Derechos Humanos, Democracia y Globalización de la Universitat Oberta de Catalunya, con 60 créditos y con la opción de duración de un año, tiene un costo que oscila entre 5,6 y 8 millones, dependiendo también del pago anticipado, y en el que se incluye un descuento de aproximadamente 30 por ciento, pero con la diferencia de que para los dos casos y de acuerdo con el costo la duración del posgrado es de solo un año, adicional a la ventaja de estudiar en línea y sin tener que desplazarse.
Además, con referencia a los créditos, la diferencia también es significativa. En Colombia una maestría tiene entre 36 y 48, con una duración de año y medio a dos años, mientras en España los créditos académicos son 60 normalmente y de ahí para adelante, todo depende del posgrado a realizar. Esto demuestra, por supuesto, una mejor calidad de las universidades españolas con respecto a las colombianas.
Todo lo anterior quiere decir que, en comparación con una universidad colombiana, aunque el semestre tenga un precio similar, costaría el doble por la duración que equivale en su mayoría, también al doble de tiempo de lo que dura normalmente en España. Sin embargo, hay otros másteres en España que duran más tiempo. Por ejemplo, los relacionados con la Medicina. Eso sin tener en cuenta que algunas de esas universidades españolas incrementan el costo del crédito a los estudiantes que están por fuera de la Unión Europea, no tienen residencia española y otras características. El incremento es de un 50 por ciento o más. Aun así resulta muy económico para el estudiante colombiano. Esto significa que para los estudiantes españoles el costo es mucho menor, por lo cual queda uno más frustrado de saber que en el país ibérico la educación no es un privilegio como sí lo es aquí.
De otro modo, habría que hacer otro comparativo con universidades de otros países y continentes, pero lo más seguro es que los resultados serían similares. La educación en Colombia, como lo dicen muchos, “es un negocio”. En este país no les interesa que haya educación de calidad, económica y mucho menos gratuita. Que haya aún diez universidades investigadas por el Mineducación es una clara muestra. Menos les interesa promover el estudio y además de manera general se piensa que los únicos que pueden hacer a educación de calidad son los de la elite. Y no por el hecho de dar esa opinión soy castrochavista. Soy egresada de una universidad pública y entiendo que a veces esa es la única manera de estudiar. Por ello es por lo que hay que ser realista frente al difícil acceso a la educación en Colombia, que termina siendo hasta impensable para muchos.
Ahora, viene el tema de las becas para estudiar en una universidad extranjera: para poder acceder a las ayudas económicas no hay que ser una lumbrera y existen varias opciones. Hay diferentes fundaciones que se encargan de patrocinar a estudiantes latinoamericanos para acceder a estudios en el exterior. Si recuerdan bien, hace poco Claudia López se graduó de su doctorado gracias a Fulbright. Pero además de esa, hay un sinnúmero de alternativas para la continuación de los estudios, como lo es el mismo Icetex (en el que ciertamente es mejor ser becado que ser deudor) o la Organización de los Estados Americanos (OEA) que ofrece becas de hasta un 100 por ciento. Dentro de esas becas que ofrecen, cuento con el honor de haber sido beneficiada por parte de la organización. No por empezar a estudiar en una universidad fuera de Colombia tengo dinero, es precisamente por ello por lo que fui beneficiaria.
Por otro lado, están las becas que ofrecen las universidades españolas de manera independiente en pregrados y posgrados para estudiantes latinoamericanos o de ciertos países, como así ellos lo escojan. Otra opción más a la que pueden intentar acceder quienes han tratado de hacerlo en Colombia y no han podido.
Todo esto para decir que si la hija de Petro se fue a estudiar a otro país, esto no quiere decir que Petro tenga dinero por montones y sea un acumulador solapado de capital, tras del hecho izquierdista. Si fuera el caso de hijos de políticos de derecha yéndose a estudiar afuera ni siquiera habría discusiones sobre el tema. Por lo tanto, el que la hija de Petro tenga la oportunidad de estudiar fuera de Colombia (por no haberla encontrado aquí) sin que él tenga que enviarla (como así lo han expresado varios) como si fuese cualquier mercancía quiere decir que, como todos los padres colombianos, el senador desea lo mejor para sus hijos y mejor si es en otro país. Por ende, no importa si estudian desde acá o si se van a estudiar al extranjero los hijos del político que sea o de cualquier ciudadano. Lo preocupante de eso es que para el colombiano resulta mejor estudiar en universidades extranjeras y hay una fuga de talentos impresionante que está dejando sin armas a Colombia para enfrentar los retos venideros.