La tecnología del internet se ha encargado de modificar el negocio de los discos y los periódicos, y ahora se va de frente con la educación. La industria de la música tuvo que cambiar su forma de financiación del negocio cuando los clientes de música consideraron que los CD eran solo una forma de empaque y que preferían en muchos casos bajar desde internet cada canción, ahorrando los costos de un CD completo, permitiendo la disponibilidad inmediata en los diferentes equipos portátiles que han evolucionado a proveer muy buena calidad de sonido.
De igual forma ha ocurrido con los periódicos, mucha gente prefiere ojearlos por internet dada la rapidez en el suministro de la información y el acceso a otras fuentes de información. Los modelos de financiación están todavía en ajuste y la industria en proceso de acomodarse.
Una situación similar se está presentando con la educación virtual, el aula es el medio que se ha utilizado en la educación tradicional desde la época de los griegos, para dar y recibir la enseñanza, pero la internet está ofreciendo una alternativa diferente. El salón de clase permite compartir con los otros alumnos y el profesor un mismo espacio físico de estudio, pero la red permite que los profesores lleguen a muchos alumnos ubicados en diferentes lugares y en horarios flexibles, definidos en la mayoría de los casos por el estudiante de acuerdo a su disponibilidad.
La educación MOOC cuyas siglas significan Massive Open Online Course y traduce Cursos Masivos Abiertos en Línea, le ofrece a los estudiantes el poder estudiar en cursos dictados por los mejores profesores en el mundo, acceder a una mayor variedad de opciones de cursos y obtener un grado por una fracción del costo que implica atender presencialmente una universidad.
Los orígenes de MOOC datan de 2008 y como normalmente ocurre con las tecnologías disruptivas, que rompen con la forma tradicional de hacer las cosas, todavía está lejos de poder cumplir con todas las expectativas de los estudiantes. En el caso de MOOC como todavía no existe un sistema formal de acreditación y la gente no está acostumbrada, la tasa de deserción sigue siendo alta. Situación que está cambiando a medida que universidades reconocidas emplean e inversionistas financian esta nueva tecnología, y que estudiantes de nuevas generaciones acostumbrados a este tipo de tecnología la consideran como una alternativa válida.
La plataforma más grande de MOOC es Coursera, fundada en 2011 por académicos de la Universidad de Stanford, quien para abril de este año reporta que tiene más de diez millones de usuarios en 641 cursos provistos por 108 instituciones. En los primeros cursos desarrollados plenamente en español participan la Universidad Autónoma de México, el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de Barcelona.
Coursera opera sobre tecnología muy amigable, que permite visualizar la clase, presentar exámenes de múltiple escogencia con calificación inmediata, participar en foros, introducir lecturas, descargar la clase (video, presentaciones, lecturas). Las clases son gratis, pero desde el año pasado en algunas se está ofreciendo la opción de obtener un certificado de resultados mediante el pago de entre US $ 30 y US $ 100, en otras los certificados son gratis, pero siempre deben cumplirse con compromisos académicos, que son normalmente presentar y pasar los exámenes con una calificación mínima, así como participar en los foros. Es normal que para un curso las cifras de inscripción sean miles, por ejemplo para el curso “El mundo moderno: historia global desde 1.760 del profesor Philip Zelikow, de la Universidad de Virginia” se inscribieron 22.000 estudiantes y aunque solo cumplieron los requisitos y obtuvieron certificados gratis en este caso, 2.000 estudiantes, las cifras demuestran que recaudos por un cobro no muy grande por cada estudiante podrían generar en un futuro muy buenos ingresos. Coursera indicó que el año pasado recibió 1 millón de dólares de utilidades mediante el cobro de certificados y ha conseguido 85 millones de dólares de financiación en capital de riesgo.
Otro mecanismo utilizado para difundir cursos, sin incurrir en costos de plataformas tecnológicas, es grabar la clase tal como es dictada a los estudiantes presenciales y colocarla en Youtube, de esta forma el acceso queda gratis tanto para los estudiantes como para cualquier persona en el mundo. Tal es caso del profesor Michael Sandel en Harvard con su exitoso curso de “Justicia: Qué es lo correcto de hacer?”, cuya la primera sesión de clase hay sido vista por más de 5.2 millones de personas en todo el mundo.
El Harvard Business School que se caracteriza por su visión de negocio, próximamente ofrecerá un “pre-MBA” (Maestría en Administración de Negocios) por valor de US $ 1.500. La facultad admite un promedio 900 estudiantes presenciales al año, que representan solo el 12 % de los candidatos de solicitan admisión, si solo la mitad de los más o menos 7.500 aplicantes deciden tomarlo, se estaría hablando de $ 5.6 millones de dólares de ingresos por este concepto para la universidad.
La plataforma edX fundada por el Massachusetts Institute of Technology – MIT y la Universidad de Harvard en mayo de 2012 ofrece cursos en varias disciplinas y para principios de este año reporta más de dos millones de usuarios. Actualmente 47 instituciones, corporaciones y organizaciones ofrecen o planean ofrecer cursos mediante esta plataforma. Originalmente financiada por ambas universidades, recibe apoyo de personas de todo el mundo que auxilian este proyecto de educación gratuita y estudiantes que deciden colaborar luego de tomar algún curso. Utiliza tecnología de punta que hacen la clase muy dinámica y amena, con acceso a muchos de los recursos que ofrece el internet en temas relacionados con la materia, y le permite ser muy superior a varias de las opciones presenciales, como son entrevistas con expertos, ambientes informales para establecer una mejor relación profesor- estudiante, videos, etc.
Udacity es otra plataforma muy conocida, sus inicios en el 2011 fueron la oferta gratuita de clases de informática a través de la Universidad de Stanford, ahora es una plataforma con ánimo de lucro que se encuentra financiada con capital de riesgo. Presenta resultados de éxito como la inscripción de 160.000 alumnos para su curso de Introducción a la Inteligencia Artificial. Se ha aliado con AT&T y Georgia Tech para ofrecer en línea una maestría en computación por un tercio del costo de la versión tradicional. Este modelo de alianzas entre empresas y universidades virtuales también está teniendo muy buen resultado dado la facilidad en acceso en tiempo y lugar para los empleados, Starbucks por ejemplo ha ofrecido colaborar con parte de la matrícula de sus empleados que deseen obtener títulos académicos con la Universidad Estatal de Arizona.
Otro mercado que parece tener muy buen potencial son cursos para educación no formal en temas de nicho. Cursos que normalmente no pasan de veinte estudiantes en una universidad por lo específico del tema, logran públicos de miles de estudiantes cuando se ofrecen en la red, un ejemplo es el curso de “Revelación de secretos: decodificación de los manuscritos de la España medieval” dictado por la Universidad de Colorado en Coursera, que cuenta con 7.000 personas inscritas de las cuales un 75 % ya tiene posgrados y que por lo tanto su interés en el tema es meramente de interés en el tema.
Los MOOC generarán efectos diferentes en las universidades, lo más probable es que las universidades de mayor prestigio se beneficien de esta tecnología. Universidades con grandes nombres como Harvard y Oxford podrán vender sus cursos a través de mundo, puesto que las personas ambiciosas quieren tener acceso a este tipo de educación y a algún tipo de grado por parte de ellas. Pero universidades mediocres bien pueden pasar a sufrir la suerte de los periódicos y las tiendas de discos y desaparecer, otras tendrán que reinventarse para sobrevivir.
Se espera que en un futuro cada vez más cercano, los estudiantes más talentosos se sientan confortables con esta tecnología, que les permitirá intercambiar información, creando conocimiento mediante la colaboración con personas de diferente historial, género y edad. Se tendrá acceso a una educación mejor, más variada con diferentes fuentes, a un menor costo y mayor conveniencia.
Los profesores “superestrellas” ganarán una fortuna (para envidia de los colegas menos carismáticos). Y los profesores y las universidades acostumbrados a un “cómodo status-quo” pondrán presiones sociales y políticas para protegerse.
Reinventar una institución tradicional no será fácil. El MOOC como nuevo medio de acceso tecnológico al conocimiento promete una mejor educación para muchas más personas y eso determinará el horizonte. Existe una necesidad y una oportunidad ya identificadas por el mercado mundial, los estudiantes demandarán niveles de enseñanza similares a los que pueden acceder a través de la red. Para varias universidades colombianas esto será una amenaza, que más temprano que tarde, deberán evaluar cómo enfrentar.