El pasado 13 de julio del presente año en el municipio Caloto, Norte del Cauca, se realizó una marcha en señal de protesta encaminada al desacuerdo del nombramiento del rector Jairo Emilio Vargas Escue para la Institución Educativa Sagrada Familia, por parte de la Comisión Nacional del Servicio Civil, establecida en el artículo 125 de la Constitución Política colombiana.
Esta multitudinaria protesta ya lleva tres días, pese a que ninguna entidad del gobierno se ha pronunciado hasta el momento para poder encontrarle solución a este problema. Debido a esta situación los estudiantes no han podido recibir clases, de igual manera existe la preocupación e incertidumbre de la población.
La comunidad de Caloto reclama que el nombramiento de un nuevo rector para la Institución generará pero estos no serán viables, ya que se acabará el restaurante estudiantil, el internado, las actividades religiosas direccionadas a los estudiantes y la calidad de educación ofrecida de mano de las Hermanas de San Vicente, ya que es una institución dirigida por una de ellas. De igual manera, la pérdida de mandato de la actual rectora Sor María del Carmen Soto se ve afectada.
Del mismo modo los padres de familia aseguran que no dejarán posicionar al nuevo rector. Ellos se han ubicado alrededor de la Institución y han pegado carteles en desacuerdo con la decisión tomada. Estas personas afirman que la rectora que está a cargo hasta el momento del plantel es una Hermana Vicentina que ayuda a los más necesitados, también a otras Hermanas de San Vicente que viven allí y hacen parte del colegio. Además, gracias a la caridad, a la ayuda que se ve reflejada en sus acciones, se han beneficiado los más necesitados de la población caloteña. Y, lo más importante, es que han venido forjando una historia como fundadoras de la Institución.
Finalmente se espera que haya una respuesta inmediata por parte del Gobierno, a la expectativa queda la comunidad de Caloto para conocer qué sucederá con la directora y las clases, sin olvidar que la institución es muy valiosa para los caloteños con más de 123 años de existencia y una historia memorable gracias a las Hermanas de San Vicente que han formado a varias generaciones de caloteños.
