Cerca de 12 millones de niños y jóvenes fueron desalojados abruptamente del paraíso de la escuela y lanzados a la dimensión desconocida de la educación en casa. El sistema educativo presencial, la educación de las aulas, las relaciones maestros-alumnos han saltado hechas añicos y la sociedad entera procura, por acierto y error, adaptarse a nuevas realidades para las cuales no estaba preparada.
La educación en casa constituye un terreno desconocido para maestros, alumnos, y especialmente para los padres de familia, convertidos de la noche a la mañana en educadores. A la responsabilidad de ayudar en la realización de las tradicionales tareas, ahora se suma la dispendiosa labor de orientar la educación de sus hijos en casa. Una suerte de educador sustituto.
La primera gran respuesta fue echar mano de la virtualidad, de las modernas herramientas de las tecnologías de la información y la comunicación, video conferencias, uso de las aplicaciones que ofrecen los celulares, elaboración de guías para desarrollar en casa. La televisión educativa y la radio también han sido utilizadas para paliar la crisis.
A poco andar, educadores y autoridades educativas han descubierto y se han puesto de acuerdo en que es imposible trasladar la escuela y sus métodos de enseñanza a la casa y han emprendido la búsqueda de unas nuevas alternativas.
Lo que caracteriza a la escuela presencial es la interacción entre alumnos y maestros, la existencia de unos programas de estudio organizados bajo la forma de un currículo para cada una de las áreas, la utilización de diversos métodos y estrategias pedagógicas por parte del maestro, la existencia de unos métodos de evaluación de los aprendizajes, la omnipresente palabra del maestro, tan esencial en el acto de educar. Intentar que este dispositivo educativo se traslade a la casa resulta casi imposible. No hay manera de hacerlo utilizando las herramientas de la educación tradicional.
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Para la educación desde los hogares son las profundas inequidades y desigualdades en el acceso a las tecnologías de la comunicación y la información
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Uno de los principales obstáculos para la educación desde los hogares son las profundas inequidades y desigualdades que existen en el acceso a las tecnologías de la comunicación y la información. No todas las familias tienen acceso a un computador o a un teléfono celular con datos. En el sector rural la situación es dramática.
Las profundas brechas que desde siempre han existido entre educación privada y pública se han hecho más evidentes en esta crisis. Mientras los colegios privados utilizan en su gran mayoría textos escolares, en los colegios públicos está prohibido por una ley pedir textos escolares a los alumnos. Solo pueden pedir un texto de inglés. El texto se convierte en una hermanita valiosa para tratar de seguir los programas curriculares desde la casa. Los colegios privados lo pueden hacer, los públicos no disponen de este elemental recurso. El impacto sobre la calidad de la educación será inocultable y las brechas entre la educación pública y privada se profundizaran.
La educación en casa será exitosa si acoge el principio elemental de que la función principal de la educación es enseñar a pensar y despertar en el alumno el interés y pasión por el saber y el conocimiento. La educación tradicional centrada en la trasmisión de información, en la acumulación enciclopédica de datos, la educación libresca y bancaria resulta inviable en las actuales circunstancias. Tampoco es posible una escuela en la cual “al estudiante se le educa en función de un examen, sin que la enseñanza y el saber le interesen o se relacionen con sus expectativas personales. Cuando termina los estudios, el individuo no sale a expresar sus inquietudes, sus tendencias o sus aspiraciones, sino a engancharse en un aparato o sistema burocrático que ya tiene su propio movimiento, y que le exige la realización de determinadas tareas o actividades sin preguntarle si está de acuerdo o no con los fines que se persiguen. En nuestro sistema educativo la gente adquiere la disciplina desgraciada de hacer lo que no le interesa; de competir por una nota, de estudiar por miedo a perder el año. Puede que el tipo de educación actual sea muy mala desde el punto de vista del conocimiento, pero es ideal para producir un "buen estudiante", al que no le interesa aprender pero sí sacar cinco, y que solo estudia por el miedo a perder el año. Una educación así es ideal para el sistema y sus intereses.” (Estanislao Zuleta)
Enseñar a pensar implica desarrollar una pedagogía de la pregunta, una invitación a resolver interrogantes, a construir criterios propios. Es obligado abandonar transitoriamente los programas curriculares y abordar temas generales de actualidad que puedan ser investigados y estudiados por los alumnos desde sus hogares con el apoyo del ancho mundo del conocimiento y la información, con el apoyo de los docentes y sus padres. (Cambio climático, calentamiento global, especies en desaparición y un largo etcétera temático).
Propósitos esenciales como enseñar a pensar, promover la convivencia, desarrollar las capacidades comunicativas, promover el dominio de la lectura y la escritura, despertar el espíritu investigativo y hábitos de aprendizaje es posible desarrollarlos desde la educación en casa. Para tal propósito son esenciales los educadores, quienes en esta crisis han dado muestras de su capacidad profesional y entrega, proponiendo y creando nuevas alternativas pedagógicas y educativas en el acompañamiento a sus alumnos en esta cuarentena obligada.
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El saber y la práctica pedagógica acumulada por los maestros resultan esenciales en el esfuerzo de acomodar la escuela a las nuevas circunstancias
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El saber y la práctica pedagógica acumulada por los maestros resultan esenciales en el esfuerzo de acomodar la escuela a las nuevas circunstancias. Las tecnologías de la información la comunicación y su enorme potencial, no reemplazan la labor orientadora y formativa de los maestros. Son apenas una herramienta, un medio, un facilitador.
No solo de enseñar vive la educación en casa. De enorme importancia es la atención a la salud emocional de los niños y jóvenes. El confinamiento es contrario al espíritu de libertad
De los cambios drásticos que ha impuesto el confinamiento colectivo, transitaremos a una educación presencial enriquecida. Cuando regresemos a las aulas, el espacio natural e irremplazable del acto de educar, será una educación distinta, con mayores herramientas y experiencias, con nuevas formas de combinar la educación presencial con la educación virtual. La educación inevitablemente deberá ser pensada y abordada de una manera distinta. De todos, pero especialmente de los educadores y las autoridades educativas, depende que este enorme sacrificio se traduzca en una mejor y más pertinente educación, más equitativa, más humana, más al alcance de todos, sin odiosas brechas, en una educación al alcance de los niños y los jóvenes.