En un mundo multipolar e hiperconectado a través de la Internet, se puede especular que la sociedad está más unida y armoniosa que antes, sin embargo, no es así, pues saltan a la vista, problemas de discriminación, conflictos bélicos, intolerancia y antipatía hacia aquellas personas que piensan o actúan diferente al resto, por lo que es necesario tender puentes emocionales desde el terreno educativo.
En este contexto poco alentador y arropado de esperanza, recordemos a nuestros antepasados, quienes tendieron el primer puente emocional hacia los perros hasta catapultarlo en una amistad perdurable. En esta época, cuando los vientos de la posmodernidad parecen devorarnos como a marionetas, refugiémonos en la educación, cuyo eje central es tender puentes emocionales y físicos entre personas y países para una convivencia global y compartida, superando nuestra diferencia social, cultural y étnica.
Para vigorizar la ventaja de vivir bajo el paraguas de un puente de amistad, la sicóloga, Begoña Ibarrola y Rafael Bisquerra, presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar, coinciden que las emociones son pilares del aprendizaje y estas permiten una convivencia y bienestar entre ciudadanos, concibiendo que las personas deben estar unidas a través de la amistad empática con la finalidad de construir la gran familia humana, vinculándonos con todos los seres vivientes e inertes de nuestro planeta.
Y, ¿es posible que la educación pueda tender puentes emocionales entre personas y países?, desde luego que es función de la escuela como epicentro de la pedagogía de la amistad, advirtiendo que todos los seres humanos descendemos de un mismo árbol común y necesitamos estar unidos para sobrevivir, pues de no fortalecer nuestro vínculo de amistad, caeremos en las garras de la intolerancia, el odio o alguna pandemia.
En ese sentido, para contribuir a tender estos puentes, es necesario que existan políticas educativas de alianzas entre países y dentro de ellas, centrarse en el estudiantado de la educación básica, desarrollando asignaturas y talleres de valores de vida, así como también es pertinente formar maestros y maestras con alto grado de amor hacia los demás, pues son ellos, los principales agentes que lideran puentes de amistad.
Siguiendo esta ruta, La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, nos invita a tender puentes en lugar de levantar muros de indiferencia entre personas, y esto exige impulsar una filosofía humanista en los planes curriculares como contenidos transversales en la formación de educandos con competencias de convivencia armoniosa.
Finalmente, para hacer realidad estas propuestas, atesoremos el gran negocio de convivir en armonía, pues contamos con una educación democrática capaz de generar empatía y tender puentes de amistad entre personas y países hacia un destino común: vivir mejor.
© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV.