Colombia a través de la historia ha implementado diferentes mecanismos progresivos para que la nación vea consumado su Derecho a la educación, tal discusión subyace de una postura crítica sustentada bajo la ausencia de los pilares de la refundación y el cambio civilizatorio de lo que debería ser una ecología de los saberes. La situación actual que vive el mundo en razón a la crisis sanitaria que carcome la gran mayoría de los Estados implicó que se adoptaran nuevas medidas de cómo debían continuar los procesos de formación académica en instituciones de educación básica y superior, la creación de las nuevas tendencias de formación en el mundo se ciñe a la virtualidad como criterio principal para la obtención del conocimiento.
A través de la resolución 385 de 2020 proferida por el Ministerio de Salud y Protección Social el gobierno nacional insto en tomar todas las medidas necesarias para frenar el crecimiento del desconocido virus para ese entonces recomendando a colegios y universidades frenar actividades presenciales hasta el próximo 31 de mayo.
Sin embargo, es preciso indicar que los sistemas educativos latinoamericanos aún no tienen ese espíritu diferenciador e innovador para erigir la virtualidad en la formación del estudiante, es una tendencia muy latinoamericana producir en el estudiante no ciudadanos sino consumidores o clientes de las universidades sobre todo cuando las mismas se transforman en un negocio, por eso, la sociedad se adhiere a los presupuestos establecidos por el Sociólogo Boaventura de Sousa Santos al afirmar que la universidad en Latinoamérica solo ve al estudiante como aquel producto que solo produce patentes para crear comercio en los Estados, es una afirmación que inmediatamente nos lleva a la reflexión de reinventar las prioridades educativas de Colombia.
La marcada y reciente historia política del país concluye que la guerra y la indiferencia han sido el mayor eje transmisor de desigualdad en el país, las políticas públicas en materia de educación crean la visión de Colombia como aquel Estado Social de Derecho privatizado en donde para resolver la incógnita de la ecuación de vida de un ciudadano depende de su situación económica, por eso, el país puede ver hoy en día las consecuencias de la falta de formación en la sociedad.
No obstante, debemos recordar al brillante profesor y jurista Carlos Gaviria Díaz en su constante afán de que en una sociedad amorfa como la de Colombia se eduque verdaderamente como ciudadanos, con una óptima y honesta educación el país entendería que la vida prevalece sobre la economía y que la solidaridad humana desempeña el papel protagónico para que todos juntos superemos la crisis del COVID 19.
La reflexión que cada ciudadano se debe hacer se encamina en la necesidad que tenemos de poder tener acceso a una Educación como en verdadero Derecho y no como aquel privilegio que poseen los que tengan mayores recursos, la educación es la columna vertebral de todo Estado y desde allí se fija una hoja de ruta para ilustrar y pintar la sociedad que se desea tener, aún sueño con que el mundo vuelva al sistema de elección que implementaban los antiguos griegos al seleccionar dentro de una baraja de candidatos al mejor de todos ellos y no al que la cantidad mayoritaria de personas designaran, volver a esas viejas nociones resultan un acto de justicia para nuestra sociedad.