Desde muy joven Alina Lozano ha sufrido por su peso. En principio su delgadez la convertía en objeto de burla en su propia familia. Una prima la atormentó diciéndole que iba a crecer siendo una mujer ‘desgualamida’ que no iba a poder conseguir ni novio. Su contextura delgada, sumada a su gran estatura, la hacía ver larga y más delgada de lo que realmente era. En años posteriores fumó. El cigarrillo le servía para relajarse y bajar los niveles de estrés. Sin embargo, cuando decidió que quería ser actriz e iniciar una carrera en televisión, cayó en cuenta que aquel vicio no le aportaba nada. Fue en ese entonces cuando lo suspendió.
No obstante, la falta de cigarrillo la compensó con exceso de comida. Apenas abandonó el que se le había vuelto un vicio, notó un aumento considerable e indeseado de peso. En ese momento probó todas las dietas. Le urgía un resultado rápido. Así terminó afectando su salud. Su peso se convirtió en una montaña rusa que subía y bajaba todo el tiempo. Aunque no está segura, años después consultó con un endocrinólogo y cabe la posibilidad de que todos aquellos intentos por bajar de peso le hayan afectado la tiroides.
Fue diagnosticada con un extraño trastorno llamado ‘Síndrome de atracones de comida’. Básicamente, el paciente que lo padece tiene ataques de ansiedad en donde no puede parar de comer. Se pierde la posibilidad de elegir qué comer y qué no. Por consiguiente, más de una vez terminó en la clínica con lavados estomacales. Ella, sabiendo la causa de sus malestares, le negaba todo al médico y se limitaba a decir que algo le cayó mal. Por aquellos años también se volvió adicta al ejercicio, pues creía que eso le daba licencia para comer sin límite. Iba al gimnasio y hacía dos horas de cardio. Esto maltrató aún más su organismo.
La situación tocó fondo cuando su hijo Samuel, con la inocencia propia de un niño de siete años y en medio de la separación del actor Mijail Mulkay, cometió una imprudencia. El pequeño le dijo “Mamá, es que papá se fue porque ella es flaca y tiene el pelo largo. Si tú adelgazas y te dejas el pelo largo él va a volver”. El pequeño se refería a Majida Issa, mujer con la que su padre se casó en aquel entonces. La actriz se encerró media hora a llorar en un baño. Durante aquellos años Alina Lozano se rechazaba a sí misma y llegó a comprar ropa varias tallas menores a la suya convencida de que se la pondría cuando estuviera flaca.
En alguna ocasión la actriz, consciente de su problema, fue a donde un endocrinólogo a pedir ayuda. No obstante, la actitud del médico la hizo sentir regañada. Después de mucho buscar encontró un equipo de profesionales con su EPS que incluía nutrición y apoyo psicológico. Actualmente, la recordada ‘Doña Nidia’ asegura que todavía está en un proceso muy persona de aceptarse a sí misma. Sin embargo, ya se siente capaz de compartir su historia y ayudar a otras personas que comparten problemas similares. No en vano estudió y se certificó como coach.
En días pasados la actriz, que es bastante activa en su cuenta de Instagram, hizo algo que llevaba años sin hacer. Entró a un almacén, se compró una blusa de su talla y, orgullosa de sí misma, compartió la imagen con sus más de 70mil seguidores. La recordada ‘Doña Nidia’ de la telenovela que vuelve a cautivar a los colombianos, está más vigente que nunca. Sabe que si su público la acepta como es, no hay razón para que ella no haga lo mismo.
