Desde el 4 de febrero de 2017, empezó a regir la ley 1805, la cual estipula que absolutamente todos los colombianos son potencialmente donantes de órganos y tejidos. La norma que por cierto, es un gran avance en materia de salud pública para el país, no es solo la oportunidad de vida para las personas que llevan años en la lista de espera, es también un alivio para las familias de estas personas que, en muchos casos son quienes más sufren. Y es que en Colombia, si bien ha aumentado el número de donantes en los últimos años, sigue siendo un porcentaje muy bajo para las necesidades del país.
Empecemos por lo más básico: Donar sangre. Según el Director General de la Cruz Roja Colombiana, Francisco Moreno, en Colombia hay 17 donantes por cada 1.000 habitantes. Además, de mencionar el déficit considerable de sangre en el país, siendo O+ y O- los tipos de sangre más requeridos en el país.
En cuanto a la donación de órganos, la tasa de voluntad de donación es de 7,2, por millón de habitantes. Algo realmente precario; esto influenciado por los mitos de tráfico de órganos (a pesar de que el ministerio de salud ha dicho en reiteradas ocasiones que esto no existe), por interposiciones de las creencias religiosas, o por creer que al ser posible donante el sistema de salud deje morir al paciente.
Como dato importante, tenga en cuenta que por cada persona en un estado óptimo para donar después de su deceso, se pueden beneficiar hasta 55 personas.
No se les haga raro de que la iglesia ponga el grito en el cielo, que se interponga, y que incluso promuevan alguna ley que vaya en contra de esta donación de esperanza del Ministerio de Salud. Si usted que vive según las regulaciones del santo padre, puede fácilmente (según la norma) dirigirse a una notaría, y bajo un documento privado, formalizar sus deseos de no querer colaborar con la causa, está en todo su derecho.
Para cual sea el futuro de esta nueva regulación, dejando atrás cualquier tipo de mezquindad legislativa, moral, y de creencia particular, esto es una esperanza para una gran parte de colombianos que vieron a más de un familiar morir en una diálisis, a la espera de un donante.
Tengan en cuenta que pueden ayudar más allá de la vida misma.