Elvira Sastre es una española de 26 años. Se dedica a la escritura de poemas y las traducciones actualmente. Comenzó a compartir su trabajo a partir de los 15 años a través de su blog y hoy en día sigue manifestándose fuertemente en las redes sociales. En una entrevista publicada por el Magazine Jot Down cuando le preguntaron sobre su trabajo y si este no resultaba un tanto estresante lo que afirmó fue: “Hombre, es un trabajo. Al final, me he dado cuenta, porque empecé a usarlas cuando surgieron. He vivido todo el proceso: me acuerdo de cuando no había marcas, no había publicidad… y ahora es otra historia. Piensa que es un momento en el que hay muchísima gente haciendo lo mismo, al menos en el terreno del arte, cuando decides desaparecer de las redes, corres el riesgo de que, aunque vuelvas haciendo lo mismo, hayas perdido el cincuenta por ciento de la gente que te sigue y haya otro que ocupa tu lugar. Yo ahora mismo no puedo dejar las redes, no lo siento así, me ayuda mucho a hacer mi trabajo, es una necesidad. Compartes cosas, aprendes a dirigirte a la gente, aprendes incluso de marketing y de publicidad, porque al final estás vendiendo tu trabajo”.
Con este argumento podríamos empezar a sospechar cómo es en la actualidad la labor del escritor joven. ¿Qué es ser un millennial enamorado de un género como la poesía? ¿Cómo manejar estas herramientas y usarlas en pro de la escritura? ¿Qué valor puede contener ser joven y mujer escritora?
En América Latina el 30% de la población somos millennials. Uno de los formatos que más se ve en esta escritura son los poemas distribuidos en ediciones pequeñas que no dejan de reimprimirse, fanzines, relatos en verso y autobiografías narradas con texto e imágenes. Muchos de los escritores de esta generación son sujetos híbridos. Editores, publicistas, diseñadores, doctores, periodistas, curadores de espacios culturales, etc. Estos logran cambiar la estructura la literatura actual.
La poesía es un género emocionante, contiene una lírica interminable. El amor, el odio, la vida y la muerte, la ambigüedad, el sinsabor y toda la impresión de sentimientos que el alma puede destilar en los procesos de creación de este. En los poemas de Elvira Sastre podemos encontrar todo eso, más un toque de reivindicación hacia la mujer. Sus poemas terminan siendo las palabras en las que cualquiera de nosotras termina sintiéndose identificada y atraída por la relación que se encuentra entre la experiencia y lo leído. Algunos de sus poemas que cabe destacar son:
Ruido
Si te marchas
hazlo con ruido:
rompe las ventanas,
insulta a mis recuerdos,
tira al suelo todos y cada uno
de mis intentos
de alcanzarte,
convierte en grito a los orgasmos,
golpea con rabia el calor
abandonado, la calma fallecida, el amor
que no resiste,
destroza la casa
que no volverá a ser hogar.
Hazlo como quieras,
pero con ruido.
No me dejes a solas con mi silencio.
El hábito de habitarnos
Me pregunto si es esto:
las palabras encajando en las notas,
la calma del equilibrio minúsculo
y el mínimo sobresalto que sale de dentro,
lo
ajeno
que
ya
es
propio.
Me pregunto si es esto:
el recuerdo en presente,
la mano experta tendida sin rozar apenas,
un silencio cómodo habitando entre miradas,
la
rutina
que
ya
es
perenne.
Cada noche
abrazo la respuesta.
En la poesía contemporánea podemos encontrar muchos más elementos que se pueden anudarse a esta y hacer de este género no solo un texto en un papel sino una acción y unas palabras frente al contexto. Es la posición de la actualidad. Donde nos encontramos ahora y los que somos, sujetos en movimiento con ánimos de transformación. Ahora podemos hacer experiencias estéticas en distintos medios, las diferentes propuestas artísticas y la tecnología corren a nuestro favor y hacen que podamos ser esos sujetos híbridos. Jóvenes con hambre de mundo.