Hoy en día, en lo más alto del desarrollo humano, a través de los valores, aunque no netamente de los humanos, creemos que vivimos en el momento social más perfecto de todos. Sin darnos cuenta lo ciegos que estamos ante ello, ya que según ciertos colectivos en el país los derechos humanos deben de estar infravalorados ante los de los animales, dando más importancia a estos que a los de nosotros mismos.
Un gran ejemplo de esto son las marchas y protestas que desembocaron en desorden, violencia y vandalismo, que nos dejan estos grupos en el primer semestre del año. Animalistas que se escudan en las palabras de su vocera Natalia Parra, directora de la ONG animalista ALTO. Según ella, quienes llegaron a causar este tipo de actos violentos y vandálicos, ya mencionados, eran individuos ajenos a la marcha, pero señorita Natalia, ¿qué hacían ellos allá?
Me refiero a este tipo de situaciones como enigmáticas. Seguramente, la ultraderecha los envió a defender los ideales de nuestro señor exprocurador, como lo expresó el portal Contagio Radio. Sin embargo, este no es el punto, hay que cambiar, y para mañana es tarde.
Si comer carne de verdad, no hecha a base de soya como lo plantean los animalistas, nos hace sacrílegos a la vida humana, entonces ¿debemos nosotros como seres humanos dejar atrás nuestras capacidades evolutivas de ingerir y digerir este alimento? La respuesta es un no, un rotundo no. Como lo dice de manera concreta el artículo 16 de la Constitución Política de Colombia: todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad.
Sin irnos demasiado lejos, según César Caballero, periodista de la revista Semana, el 42 % de la población colombiana tiene una mascota y se supone que vela por los derechos de esta. No obstante, según Nielsen Company, solamente el 14 % de las personas en América latina son vegetarianas, o se autodenominan como tal. Entonces, ¿los animalistas están generando en realidad una evolución del pensamiento o simplemente se están estancando en peleas contradictorias y redundantes?
Nos hemos enfocado en discutir y polarizar el país. Así, hemos llenado nuestro ego a la vez. Con esto, en las peleas políticas, un bando enaltece el progreso de país, y el otro, el libertinaje. Unos cuantos la tauromaquia, otros pocos, el no. Por eso para mañana será tarde cambiar esto. Hay que dejar de involucionar.