Claro ejemplo de la clase política ramplona de Colombia que, en medio de su insaciable sed de poder, no desaprovecha aberrantes oportunismos electoreros. ¿Qué tal el adefesio jurídico y político de Vivianne Morales? ¡Manosear los mecanismos de participación ciudadana para invitar al matoneo y la discriminacion de una minoría en pleno siglo XXI! Cosas como estas son las que también alimentan en el exterior el imaginario del colombiano salvaje, atrasado, incivilizado y delincuente.
No le bastó con el llamado de atención que le hizo la comunidad científica internacional por intentar manipular conclusiones de los estudios que hicieron parte en su " argumentación" tendenciosa y sin contexto. Además, botó a la basura los estudios frente a las trabas para el desarrollo económico de los países que promueven sistemas políticos discriminatorios. ¡A la Dra. Vivianne al parecer ya no le gusta estudiar nada más que la Biblia! ¡Como en el medioevo! Por ella y mandan quemar centros de estudio y científicos probos!!
Y aquello que me tiene más estupefacta, más allá de la discusión política e histórica, es la discusión humana. Esta senadora conocedora profunda del Derecho (cuando le conviene) es la que alza las banderas del odio y la restricción de derechos contra su propia hija, una joven profesional brillante y respetada en la academia. Pero para la senadora Morales es más importante una condición de heterosexualidad obligatoria de espaldas a la ciencia y un matrimonio entre hombre y mujer, como el que ella NO tiene con Carlos Alonso Lucio, al que sí apoyó después de comprobada su conducta delictiva y con quién inició amoríos aún estando casada con el padre de sus hijos, el Pastor Luis Gutiérrez. Con Carlos Alonso (el exguerrillero que después se le comprobó también tenía nexos con los paramilitares) se fue a vivir sin matrimonio, luego se separó, luego volvió nuevamente con él y se casaron por notaría. Es decir, por este hombre sí rompió con todas sus creencias pero por su propia hija nada!
Para mí las Madres y Padres, solteros, abuelos, tíos y adoptantes sin pareja, que se han encargado de la crianza de sus hijos, son mucho más respetables que usted senadora. Y aclaro, que para mí lo condenable no es si se casó cuántas veces o con quién, lo condenable aquí es su doble moral, alzando banderas de cosas que no son principios que hayan regido en su vida personal y que sí aplastan a los derechos de su propia hija, la que usted misma nos ha demostrado y quien está no sólo por debajo de Carlos Alonso sino de su oportunismo electorero y su sed insaciable de poder.
Bien nos ha mostrado la historia en sinnúmero de oportunidades que los más aberrantes seres humanos, son precisamente los que se han autodesignado cuidadores de la ley de Dios. Peligrosos no son los que aman a los de su mismo sexo, sino los que odian a los de su propia especie.
