La doble moral colombiana y el 11 de septiembre

La doble moral colombiana y el 11 de septiembre

"Somos un país colonizado por los medios, en el que lloramos muertos americanos."

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga
septiembre 11, 2014
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La doble moral colombiana y el 11 de septiembre

El día de hoy, el mundo recuerda con tristeza una serie de atentados ocurridos hace 13 años en Nueva York, Virginia y Pensilvania, en los que perdieron la vida un poco más de 3 mil personas y otras 6 mil resultaron heridas. Colombia, por supuesto, no es la excepción. De hecho, hay millones de colombianos que han expresado su "dolor", a través de las redes sociales, por los ataques perpetrados a manos del grupo terrorista de Al Qaeda en el año 2001. Acto que me resulta totalmente hipócrita, teniendo en cuenta la realidad de nuestra nación.

Evidentemente lo que sucedió en el Pentágono, el World Trade Center y el aire estadounidense, es uno de los momentos más desgraciados de la década pasada, para el mundo. Potenciado por la grandeza de la victima. No pido que no nos toque las fibras, porque incluso hubo 19 compatriotas que perecieron en las torres gemelas, simplemente me parece hipócrita llorar muertos de afuera, cuando en Colombia lo que sobran es cadáveres. En cualquier caso, si algún familiar de las víctimas de pasaporte colombiano de ese fatídico ataque, me está leyendo en este momento, le envío un profundo saludo de solidaridad. Pero hasta ahí no más, no puedo dejar de pensar en la doble moral colombiana reflejada en este tipo de cosas.

Y hablo de esto, porque hice un pequeño ejercicio con algunos compatriotas. Tras preguntar por la fecha del 11 de septiembre del 2001, todos ellos recordaban cómo el terrorismo nos mostró una vez más su horrible rostro, pero en Nueva York. Debo confesar que sentí alegría, pensé que estaba rodeado de personas con sensibilidad histórica. Después de eso, les pregunté por qué recordaban el día 11 de noviembre de 1988. Muchos no respondieron, otros mintieron con partidos de fútbol que no existieron y los últimos hablaron de fechas de trascendencia en el campo personal (graduaciones, matrimonios, nacimientos, defunciones, etcétera.) Ahí, la tristeza llegó a mí. Estaba seguro de que esto iba a suceder, pero no pensé que nadie de las casi 100 personas a las que había interrogado no tuviera un solo recuerdo en su cerebro acerca de esa lamentable fecha para nuestro país.

A continuación y con una esperanza mínima, les pregunté por las fechas comprendidas entre el 16 y el 19 de febrero del 2000. Quería creer que el año 88 era muy lejano. No fue así. La respuesta en este caso, para mi desgracia, fue idéntica. Mis entrevistados, sin lugar a dudas, no tenían idea de lo que había pasado durante esos días en nuestro país. Algo que, sinceramente, me duele mucho más que lo sucedido en Estados Unidos, apenas un año después. Me gustaría que quienes leen esto, ahora, hagan la misma labor de manera honesta, para entender por qué somos el país colonizado que somos.

Estoy convencido de que no más del 5% de ustedes tenía recuerdos, al igual que la mayoría de la población colombiana, de las masacres ocurridas durante esas fechas en nuestro suelo. A continuación les voy a recordar que sucedió en cada una de ellas, a grandes rasgos. El 11 de noviembre de 1988, en Segovia (Antioquia), fueron asesinados 43 compatriotas suyos y míos, por manos paramilitares bajo el mando de Fidel Castaño. El motivo por el cual se llevó a cabo este baño de sangre fue el apoyo del pueblo a una fuerza política de izquierda: la Unión Patriótica. Un día que los Colombia deberíamos recordar año tras año, con la misma nostalgia y repudiando los actos de la misma forma como sucede hoy con el ataque al país del norte.

La segunda fecha, hablando de la del 2000, hace referencia a la masacre de El Salado, en el departamento de Bolívar. Allí durante varios días, las motosierras estuvieron rugiendo y, finalmente, acabaron de la forma más cruel posible con la vida de más de 100 colombianos. Allá no murieron los Tom, Edward, Peter o Bryan que salieron en las pantallas de CNN, pero yo sí recuerdo a los Alberto, Carlos, Rafael y Oscar que hacían parte de ese país donde nací hace 23 años. Lo peor del caso, bajo mi punto de vista, es entender que entre esta masacre y el ataque que todos vimos a través de las pantallas de canales nacionales e internacionales, solamente hay un año de diferencia. Ambos recuerdos deberían estar igual de frescos.

Pero somos Colombia. Somos un país que recuerda más el 5 de septiembre del 93, por haberle ganado 5 a 0 a Argentina en cancha de River, que el 2 de mayo del 2002 cuando las FARC acabaron con la vida de más de 100 colombianos en el interior de una iglesia en Bojayá, Chocó, usando cilindros bomba. Somos un país colonizado por los medios, en el que lloramos muertos americanos y somos indiferentes con los que matan en la casa del lado. Colombia, en ese orden de ideas, es un país detestable. Olvida a sus muertos, pero no a los de Estados Unidos.

@andresolarte
#DESPIERTACOLOMBIA

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