El aire se respira tenso en Estados Unidos. Desde la aterrizada del coronavirus en el país, el ambiente de elecciones presidenciales y los choques entre sociedad civil y autoridades, los ciudadanos estadunidenses parecen estar cada vez más asustados. Al menos eso dicen las ventas de armas nacionales, que se incrementaron radicalmente.
Desde finales de febrero y comienzos de marzo el Coronavirus asechó Estados Unidos a un ritmo imparable, convirtiéndolo en el país con mas contagios y muertes del mundo. El manejo de la pandemia se transformó en la variable clave de las elecciones del 2020, que además afecto radicalmente la vida de los norteamericanos que venía en el plano económico navegando con tranquilidad y bienestar con un bajísimo nivel de desempleo. El coronavirus hundió la economía y llegaron las dificultades para muchos, desempleo creciente, deterioro de calidad de vida sumadas a las tensiones sociales. Y junto a esto la radicalización política, polarizada y cargada de odio con el ingrediente racial expresándose en las calles con una violencia nunca vista
Con la crisis, llegó la inseguridad individual y social y la urgencia de comprar armas. Algo que siempre ha estado en el ADN de los norteamericanos. Marzo del 2020 fue el segundo mes más activo en la historia de la venta de armas, según el New York Times. Solo superado por enero de 2013, justo después de la reelección del presidente Barack Obama y el tiroteo masivo en la escuela primaria Sandy Hook.
En la masacre de la escuela Sandy Hook murieron 28 personas, incluido Adam Lanza, el asesino.
Solo en marzo, los norteamericanos compraron dos millones de armas en más de 500 mil tiendas avaladas alrededor de los Estados Unidos. En muchos estados las ventas estimadas se duplicaron en comparación con febrero; en Utah, casi se triplicaron mientras que, en Michigan, que fue considerado un foco de contagio, las ventas se triplicaron con creces.
Ante dicha realidad cada vez más visibilizada por medios de comunicación y confirmada por medios oficiales, el gobierno de Trump ha dicho que las tiendas de armas clasifican como negocios esenciales y deberían permanecer abiertas durante cualquier cierre junto a farmacias, gasolineras y almacenes de comida. Mientras el miedo crece y sigue creciendo.
Las preocupaciones respecto a un estallido social son cada vez más grandes. Muchas ciudades aún no se han recuperado de las intensas jornadas de protestas que terminaron en fuertes disturbios que han desafiado el temperamento del presidente Trump y sus miles de seguidores. Así como la posición de miles de empresas comercializadoras de armas.
Walmart retiró las armas y municiones de sus establecimientos debido a "disturbios civiles" en algunas áreas de los EE. UU.
Walmart es un buen ejemplo. Walmart es una de las principales cadenas de abastecimiento gringas, con más de 11 mil tiendas alrededor de Estados Unidos, todas con una sección de armas abiertas al público. En las últimas semanas, la compañía decidió retirar las armas y municiones de sus establecimientos debido a "disturbios civiles" en algunas áreas de los EE. UU. Y, aunque el gigante minorista dijo que continuará vendiéndolas por internet, se predispone a las reacciones que pueda tener la sociedad con los resultados de las elecciones y la llegada de una segunda ola de contagio que ya se empieza a sentir en las cifras de Covid-19 en Estados Unidos.
La medida se produjo luego de que, en Filadelfia, varios almacenes Walmart fueron saqueados y manifestaciones violentas inmediatamente después del tiroteo fatal de Walter Wallace Jr. La policía dijo que el hombre negro de 27 años había rechazado repetidas órdenes de dejar caer un cuchillo.
El trabajo para el FBI la entidad encargada de revisar los antecedentes judiciales de las personas para asegurar que estén habilitados para comprar nuevas armas, se ha multiplicado. La agencia federal procesó más verificaciones de antecedentes en febrero de lo que había hecho en todos los meses, excepto en dos, desde que comenzó a realizar las consultas a fines de la década de 1990. Asegura que el incremento ha sido a lo largo de todo el año.
La incertidumbre unida al discurso del Presidente Trump durante sus cuatro años de gobierno de defensa del uso de armas y la autodefensa personal ha estimulado la compra de armas, un derecho constitucional que para millones de estadunidenses debe permanecer arraigado a la cultura y sociedad que los vio nacer.
