Gran consternación causó el suicidio de la doctora Lorna Breen en Nueva York. La médica, que se desempeñaba como directora de urgencias del Presbyterian Hospital de dicha ciudad, habría sufrido una fuerte depresión ante la impotencia que le causó no poder salvar a todos los pacientes que padecían el COVID-19, enfermedad que ella también contrajo y de la cual se recuperó.
Su padre, el doctor Phillipe Breen, por medio de un comunicado dedicó unas sentidas palabras a su hija: "Como los muchos héroes que todavía están allá, ella estuvo en todos los sentidos en las trincheras, de esta guerra, luchando contra los efectos de este virus que también ella contrajo". El hombre aseguró que la última vez que habló con ella, le expresó la frustración que le causaba ver morir gente todos los días y no poder hacer nada para evitarlo.