Colombia se encuentra en una situación en la cual, la presencia de venezolanos en Colombia y colombianos en Venezuela, los incidentes fronterizos con todo tipo de violencias y el narcotráfico en una frontera de 2.200 kilómetros, no tiene ningún mecanismo de tratamiento institucional ni de intercambio de información. Ni hablar de las relaciones comerciales nulas con quien fuera otrora uno de nuestros principales socios comerciales.
El tema de Venezuela se está moviendo en su propio país y en el mundo. El 19 de junio de este año el representante de la política exterior de la Unión Europea se reunió con el canciller venezolano Jorge Arreaza y le manifestó que la “única vía para avanzar el proceso democrático es el diálogo político”. Unos día después el 26 de junio La Unión Europea (UE), Estados Unidos y Canadá emitieron un comunicado conjunto en el que abren la puerta a "revisar las sanciones" impuestas contra Venezuela si se produce "un avance significativo en una negociación global" que repare "las instituciones del país" y permita elecciones libres. La declaración, firmada por el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell; el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, Marc Garneau, también señala que la solución al conflicto político en Venezuela "tiene que venir del pueblo venezolano mismo, a través de negociaciones globales con la participación de todas las partes interesadas". Y añadieron "Aplaudimos avances sustantivos y creíbles para restaurar los procesos democráticos e instituciones centrales de Venezuela y estamos dispuestos a revisar la política de sanciones sobre la base de un progreso significante en una negociación global".
Antes de esto el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) señaló que Venezuela “está efectivamente legitimada para impugnar un reglamento que establece medidas restrictivas en su contra”, con lo cual le dio personería al gobierno de Maduro para litigar sobre un paquete de sanciones puestas por la UE a entidades y funcionarios venezolanos.
Unos meses antes, en abril, la canciller Delcy Rodríguez fue invitada a la XXVII cumbre Iberoamericana a la cual asistieron 22 países, España y Portugal y otros de América Latina como Chile, Perú, Uruguay, Paraguay, Brasil, Panamá y Guatemala, entre otros y nadie objetó su presencia ni reclamaron la de Juan Guaidó, a quien los 27 países de la UE dejaron de considerar presidente y lo degradaron a actor importante de la oposición.
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El tono no es derrocar a Maduro a toda costa, sino el de presionar para que las elecciones que se realizarán en Venezuela a finales del año, sean producto de un acuerdo interno
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Puede que los cambios no sean significativos pero el tono no es el de derrocar a Maduro a toda costa, con todas las opciones sobre la mesa, incluyendo la militar, sino el de presionar para que las elecciones que se realizarán en Venezuela a finales del año, sean producto de un acuerdo interno y en ese sentido, en la conversación entre Duque y Biden este último señaló la necesidad de “ampliar el consenso internacional a favor de negociaciones integrales que conduzcan a elecciones libres y justas”, un pequeño giro en la política, pero Duque no percibe estos matices. Ya existía una acción coordinada de la Unión Europea, EE. UU. y los países occidentales, cuando hablan de ampliar el consenso internacional a que se refieren?
El mismo Guaidó ha hablado de hacer negociaciones con Maduro, de procurar el levantamiento de sanciones como parte de la negociación y Maduro por su parte ha negociado con algunos sectores de la oposición. No hay que hacerse demasiadas ilusiones con el desenvolvimiento exitoso de ese proceso. Pero es un asunto venezolano y no tenemos velas en ese entierro. Seguir apostando a una solución militar abierta o encubierta, a apuntalar Guaidó a una presidencia en la que nadie cree y a cero relaciones hasta que haya un régimen que satisfaga las expectativas de Duque o los EE. UU., lo que ha hecho es degradar la diplomacia colombiana y hacerle perder espacio para moverse en función de los intereses colombianos que al final es lo único que cuenta.
El gobierno de Duque no ha salido de una diplomacia ideológica y está muy lejos de percibir esos movimientos que se dan sobre el tema venezolano y para completar, el partido de gobierno, el Centro Democrático ahora está pidiendo la ruptura de relaciones con Cuba.
Las relaciones internacionales de los países no se basan en afinidades ideológicas, la diplomacia no se hace con aquellos gobiernos con los cuales hay identidades ideológicas. No hay que estar de acuerdo con la naturaleza y planteamientos de un gobierno para tener relaciones diplomáticas con él. En el pasado Colombia tuvo relaciones con el Chile de Pinochet, la Nicaragua de Somoza, la Argentina de Videla y aun hoy mantiene relaciones con los dos países que representan una “amenaza existencial” para EE. UU., Rusia y China.
Tener relaciones básicas con un vecino no implica legitimar su sistema de gobierno, ni avalar a sus dirigentes. Velar por los intereses nacionales con sentido pragmáticos debía ser el norte de nuestra cancillería.
