A los 53 días de estar aislado en las cuatro paredes de la cárcel de máxima de seguridad de Combita, Cundinamarca, el empresario Carlos Mattos, quien en el pasado fue el superpoderoso de Hyundai Motor Company en Colombia, aceptó los delitos por sobornar a dos funcionarios públicos y quedarse con el control absoluto de la compañía. Además, confirmó el millón de dólares que entregó a la justicia para reparación jurídico. Sin embargo, desesperado, Carlos Mattos implora que lo cambian de cárcel al ser la de Combita un de los cuatros centros penitenciarios -con La Tramacua, Picaleña y Cojamundi- que fueron diseñadas basándose en los centros penitenciarios en Estados Unidos y todos los estanderes americanos con medidas especiales y estricticas pensadas en los capos del narcotráfico.
La celda en la que pasa sus días Mattos, es de 2x2, su cama es un planchón de concreto con una dura colchoneta, tiene una mesa de concreto también en donde puede poner sus pertenencias y cuenta con un sanitario ubicado a la vista de los demás reclusos y el guardia encargado de vigilarlos. Las bajas temperaturas en Combita hacen que el frio sea insoportable. Aunque se encuentra despojado de sus lujos, Mattos