Los alimentos que se les entregan a niños y a jóvenes en todos los colegios públicos del país, en desarrollo del Programa de Alimentación Escolar (PAE), no solo deberán llegarles cumplidamente, sino que tendrán que reunir todas las condiciones necesarias que garanticen su calidad.
Para ello se vinculó a la Policía Científica y Criminalística -una especialidad de la DIJÍN- encargada de examinar con muestras biológicas, si es del caso, la aptitud de los alimentos para su consumo. El coronel Francisco Albeiro Avendaño Flechas estará al frente del equipo interdisciplinario conformado para este fin.
Fue la Policía Científica la que, a mediados de 2022, aportó las pruebas técnicas que demostraron que en La Ceja, Antioquia, uno de los proveedores había reemplazado perversamente la carne de la dieta y empacó en su lugar la de ejemplares equinos que no están autorizados para el consumo humano.
Una visita sorpresa al colegio Bernardo Uribe Londoño del procurador provincial de Rionegro, Diego Andrés Congote Montoya, sirvió para descorrer el velo del engaño. El acucioso funcionario a revisó los empaques rotulados como de carne de res y de cerdo y encontró que algunos sellos estaban sobrepuestos. La etiqueta de desposte, que es la que certifica la especie sacrificada y la fecha de sacrificio, estaba adherida de manera hechiza y el producto presentaba un color azuloso que no era natural a los ojos de un buen conocedor.
Por solicitud suya entró a actuar de inmediato la Dirección de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General de la Nación. Ante la descripción de la evidencia, este despacho solicitó el apoyo de la Policía Científica de la DIJÍN. Como era necesario tomar un número suficiente de muestras biológicas, el cuerpo especializado comisionó a uno de sus mejores hombres, el teniente Diego Alejandro Ussa Pérez.
El oficial tomó las muestras necesarias y no se conformó con la autorización sanitaria expedida por la Dirección de Alimentos y Bebidas del INVIMA. Los resultados de los exámenes de laboratorio estuvieron listos un mes después de la recolección de las muestras y revelaron la carne correspondía a la especie Equus Caballos (caballo doméstico, lo denominó la Policía).
El contrato para la operación del PAE había sido suscrito entre el municipio de La Ceja del Tambo con la Fundación Colombia un País para el Presente. Era necesario establecer responsabilidades disciplinarias y compartir los hallazgos con la justicia penal.
La Procuraduría abrió de inmediato proceso disciplinario contra Diana Colombia Castro Londoño, supervisora del contrato. La funcionaria tenía la misión de verificar el cabal cumplimiento del contrato y las evidencias sugerían que no lo había hecho.
A partir de las lecciones aprendidas, de aquí en adelante las inspecciones periódicas y sorpresivas a los establecimientos educativos se convertirán en la mejor arma para impedir que inescrupulosos sigan jugando con los derechos fundamentales de los niños.
Más allá de ser una modalidad que se suma a las trampas que han rodeado el manejo del PAE, los engaños con la naturaleza y calidad de los alimentos constituyen uno de los más graves atentados contra la salud de los niños y los jóvenes.
Los descubrimientos hechos por la Procuraduría, con el respaldo de la Policía, han llevado a que la lupa de los órganos de control se amplíe a todo el país. También, que a la inspección de los alimentos se sume la revisión de las condiciones para su conservación.
El año pasado, por ejemplo; se encontró que 35 de las 121 instituciones educativas visitadas con medios para la refrigeración de alimentos. En total, el 29 % de la muestra de las instituciones visitadas estaban cumpliendo con la mitigación del deterioro de los alimentos.
La Contraloría General de la República, a su vez, ha venido promoviendo las veedurías ejercidas por los padres de familia. De las 121 instituciones educativas visitadas se encontró que, en 83 de ellas, es decir el 69 por ciento ya existían grupos de supervisión establecidos por ellos. El avance ha sido significativo, pero aún no es suficiente.
Recientemente el Ministerio de Educación Nacional produjo una Minuta Patrón, que consiste en una guía de obligatorio cumplimiento para la implementación del PAE. La minuta establece la distribución por tiempo de consumo, los grupos de alimentos, las cantidades en crudo (peso bruto y peso neto), la porción en servido, la frecuencia de oferta semanal y el aporte de adecuación nutricional de energía y nutrientes establecidos para cada grupo de edad.
Por una #EducaciónParaLaVida vamos a fortalecer el Programa de Alimentación Escolar #PAE. "Tenemos que conseguir buenos operadores y garantizar desde la Nación un acompañamiento a las entidades territoriales en los procesos contractuales": Ministro @agaviriau pic.twitter.com/ZRI1MKuFPD
— MinEducación (@Mineducacion) January 9, 2023
Lo hallado resulta inquietante, ya que el Programa de Alimentación Escolar (PAE) tiene como propósito contribuir con la permanencia de los niños y adolescentes en el sistema educativo oficial y evitar la deserción y el ausentismo escolar. Pretende también incentivar el buen rendimiento académico y los hábitos saludables, mediante un complemento alimentario.
En no pocos casos la palabra “complemento” es un eufemismo porque la ración del PAE en varios de los municipios más pobres y marginados es el único alimento que consumen los estudiantes durante el día.
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