Los cobros exagerados, las altas exigencias que solicitan para trabajar y el gran aumento de robos en apartamentos liderados por empleadas internas, están haciendo que este sea un gremio en vía de extinción.
Ser madre es uno de los retos más complicados que tienen las mujeres, en especial si estas estudian o trabajan. Es por esta razón que la mayoría de ellas buscan la asistencia de una empleada interna que les ayude con las labores del hogar y con el cuidado de los hijos. Pero desde hace algunos años, la búsqueda de este tipo de empleadas se ha hecho más difícil debido a que la mayoría de domésticas exigen altos requerimientos para trabajar.
Frases como “Yo no trabajo por menos de ochocientos mil pesos más prestaciones” “Yo trabajo máximo seis horas al día” “Yo hago el oficio pero no cuido niños” o “En mi cuarto debo tener televisión con cable, baño privado y celular propio” se han convertido en una constante de las entrevistas laborales, haciendo que contratar una empleada interna se convierta una verdadera pesadilla.
Según el Ministerio de Trabajo de Colombia, a una empleada doméstica se le debe pagar un sueldo mínimo legal vigente ($616.000) más la seguridad social y las cesantías. A este valor, por ley, el empleador tiene el derecho de descontarle un 30% por concepto de alimentación y alojamiento, pero lo cierto es que actualmente, ninguna empleada doméstica labora bajo esta normativa. Por lo general, los sueldos de estas mujeres están entre los setecientos cincuenta mil y el millón de pesos más prestaciones sociales, a los cuales no se les puede descontar el 30% permitido por ley.
Las empleadas domésticas y las agencias de suministro de personal
Una de las opciones que se tienen para encontrar a la empleada idónea es buscarla a través de las agencias de empleo. Sin embargo, estas además de cobrar una tarifa que oscila entre los $130.000 y los $200.000, la mayoría de veces recomiendan a mujeres que nunca han trabajado para ellos y a las cuales no se les hace una debida investigación de sus antecedentes judiciales, de sus referencias laborales y/o personales. El 8 de mayo de 2005, el diario El Tiempo publicó un artículo en el que una mujer relataba como una empleada de servicio enviada por una agencia, le había robado objetos avaluados por más de 20 millones de pesos.
Al parecer toda la documentación que había presentado era falsa y pertenecía a una reconocida banda de apartamenteros de la ciudad. El 9 de julio de 2003, el mismo diario publicó otro artículo en el que informaba que una mujer haciéndose pasar por empleada doméstica, estaba recopilando información secreta del hogar en el que trabajaba para entregársela a la guerrilla. A estos hechos se suman otros reportes dados por el Gaula de la Policía, en los que relatan casos como el de una niña de tres años que fue secuestrada en Cúcuta por la empleada doméstica, quien exigía 300 millones de pesos por su rescate.
Las domésticas ya no quieren internarse
Según el último censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, las empleadas internas están por desaparecer. En Bogotá solo el 1,7% de los hogares tienen empleadas internas y los sueldos de estas sobrepasan los setecientos mil pesos mensuales. Entre las razones por las cuales las empleadas prefieren trabajar por días y no tiempo completo, es porque manifiestan que de esta manera pueden ganar más dinero trabajando menos horas y tienen la posibilidad de tener varios empleos a la vez.
Otra de las razones es porque algunas de ellas son mujeres casadas o con hijos y no ven conveniente dejar su hogar por mantener un empleo. Lo cierto es que cada día es más difícil encontrar una empleada interna que sea adecuada para cuidar el hogar, así que si usted es uno de los afortunados que aún tiene a esa “Mary Poppins” con la que algunos soñamos no la deje escapar, porque como se mencionó al comienzo de este reportaje, “Estas mujeres están en vía de extinción”.
