Es casi que un hecho que estamos en una dictadura. El partido de gobierno y su jefe político tienen todas las instituciones en su poder. La presidencia de la República, la presidencia del Senado de la República y las mayorías tanto en esta sección del Congreso como en la Cámara de representantes. La Fiscalía General de la Nación. La defensoría del pueblo. La Procuraduría y la Contraloría General de la Nación. Sin hablar de las afinidades consanguíneas del director de la registraduría nacional con el actual presidente, Iván Duque. Sin duda, ni Chávez en Venezuela había tenido tanto poder en sus manos.
Lo que salva a Colombia hasta ahora es la oposición de al menos 8 millones de pasados electores que no quieren al uribismo y el clientelismo en las arcas públicas. Y esto derivado de lo anteriormente mencionado, es un peligro tener tantos cargos públicos en su poder, porque ni hay alternancia, ni hay contrapesos, hay es una parranda de aplausos y tapes entre todos. Y esto no solo lo digo yo, un humilde ciudadano. Varios periodistas con mucho recorrido lo vienen denunciando reiterativamente. El uribismo está destruyendo el país. Solo por mencionar un ejemplo, el cuestionado Fiscal general de la Nación y sus aberrantes actuaciones como irse de paseo a San Andrés en plena crisis sanitaria, con el dinero del pueblo y con toda su familia y amigas de su hija. Y ante los cuestionamientos entre otras de Cecilia Orozco Táscon, respondió en conferencia de prensa: “Además de fiscal soy padre…. Y lo haré todas las veces que pueda”. Pues ya vemos como la arbitrariedad es respaldada por su amigo Iván Duque, al cual le hizo campaña en las pasadas elecciones de 2018. ¿Por qué el Fiscal hace y deshace? Pues obvio, el amigo presidente no le va a reclamar, ni menos sus amigos del Centro Democrático que tienen los otros entes públicos.
Iván Duque en una entrevista reciente emitida por Noticias Caracol, le responde al director de ese noticiero sobre la elección de su amigo como Fiscal, este respondió: “Excúseme Juan Roberto, pero yo solo terné, yo no elegí, eligieron los jueces de la Corte Suprema de Justicia” y ya podemos intuir sobre que conceptos o con que palancazo eligieron. Desafortunadamente, hasta la justicia ha sucumbido a este partido de gobierno, porque solo a ellos les admiten instancias procesales en tiempo récord, como lo fue a Andrés Felipe Arias, o le demoran los procesos como el de sobordo y fraude procesal a Álvaro Uribe Vélez, sin duda las altas Cortes andan entre el miedo y el dinero.
Y así han pasado muchos tapes, recientemente se decretó el menoscabo de los trabajadores y su seguridad social, ahora se pagará por horas y nadie de esta generación y las que vengan se alcanzará a pensionar. Me cuestiono yo, ¿cuál es el amor de algunos colombianos con este partido político? Si todo lo que hacen es adverso al pueblo raso, al pueblo más pobre. ¿Cómo si legislan en plena pandemia mundial para los bancos y no para la gente que no tiene con qué comer derivado de los despidos masivos en las empresas?, ¿qué hay de bueno en eso? Y ni que decir de la gente que trabaja en la informalidad, día a día y que, a excepción de Bogotá, no han recibido ni un solo peso para mantenerse. Cada día más entiendo menos ese respaldo ciego contra los destructores de la democracia y los hacedores de la pobreza.
Ayer, 03 de febrero, anunció la última perla de la corona de desgracias y arbitrariedades. No se tendrán en cuenta ninguna otra cifra de muertes a líderes sociales en Colombia, que no sea emanada de la Fiscalía General de la Nación. Sí, imagínense, un par de amigos tapándose las embarradas, pero en vez de ser en un barrio, están tapando las cosas que pasan en un país entero. Esta situación es delicadísima. Sobre todo porque el señor José Miguel Vivanco, director ejecutivo de las Naciones Unidas en América, ha alertado la situación de exterminio de la oposición política en este país. ¿Muy sospechoso esto cierto? Sobre todo cuando las cifras oficiales históricamente le han mentido al país, y son precisamente organizaciones no gubernamentales las que contrastan estas y brindan a la población una mirada más objetiva.
Sin duda, vivir en este país es difícil. Y aún más cuando las autoridades no están haciendo lo que deben, sino que se andan cuidando las espaldas corruptas entre ellos. No es posible que un “gobierno de bien” tenga a su principal jefe político afrontando juicios por delitos en contra de la administración de justicia. No es posible que tengan senadores denunciados por compra de votos, ni tengan a todos los entes de control respaldando sus embarradas. En 2022 la situación debe cambiar o no seremos como Venezuela, porque ya lo somos, sino que estaremos aún peor, llenos de masacres, miseria y aún más autoritarismo.
