La manera despótica y dictatorial en que la alcaldesa de Bogotá está manejando los diferentes temas de la ciudad ya está llegando a límites absurdos. La funcionara está fuera de control en sus acciones y manifestaciones. Acá algunas de sus perlas recientes:
- Negarse a levantar el pico y placa entre el 26 de diciembre y el 9 de enero, con una ciudad semivacía y argumentando que hay muchos frentes de obra (como el parcheo de huecos que no hizo en tres años de mala administración y pretende hacer en su último año), no es más que un ataque frontal al automóvil particular.
- Establecer arbitrariamente una rotación del pico y placa es otra afrenta hacia los ciudadanos. ¿En qué se basó?, ¿instinto?, ¿deseo de venganza contra los mal llamados por ella "ricos"?
- Hacer pilotos y más pilotos que a la larga se han convertido (funcionen o no) en normas permanentes es otro irrespeto. ¿A qué juega la mandataria?
¿No existe alguien que controle tantos desmanes? ¿Para qué sirven el Concejo, la Veeduría y la Contraloría?, ¿solo para hacerle venias y colmarla de aplausos? En fin, ya veremos cómo deja la ciudad y el nivel de endeudamiento el 31 de diciembre de 2023...
En todo caso, al menos es de esperar que esta experiencia, o piloto, nos sirva a los bogotanos para elegir el próximo año un alcalde o alcaldesa que gobierne objetiva y profesionalmente, y no por instinto e impulsos viscerales.
Posdata. Defendiendo y explicando su corredor verde, la alcaldesa afirmó que "sobre la Séptima viven todos lo ricos de Colombia" (entre ellos ella, quien reside a media cuadra de este corredor vial), ¿qué quiso decir?, ¿que si no le gusta que no pueda circular por la Séptima venda el carro, mi hermano?