Alguna vez el Cacique de la Junta se arrodilló y le pidió a la Virgen del Carmen que si lo curaba del síndrome Guilliam-Barré le construiría una iglesia en el Valle.
La virgen estuvo siempre ahí, acompañándolo, como cuando interpuso su mano y no lo dejó subir a la avioneta en donde se mataron Juancho Rois y su bajita el "Maño" Torres, o la tarde en la que una de las llantas de la camioneta donde iba explotó y volcó en la carretera que comunica a Valledupar con Badillo. Sólo se rompió la séptima costilla.
En una entrevista al Heraldo publicada en el 2019 su ex manager Joaco Guillén dice sobre el fervor de Diomedes: “Siempre se encomendaba a ella, él permanecía con un rosario de oro que tenía la imagen de la Virgen del Carmen y también una biblia en cuyo interior permanecía una estampita de su patrona. No había día en que no le orara, al punto que para tenerla más cerca en todas las casas que vivió le mandó a hacer un altar. También tuvo una finca de su propiedad en la vía Patillal que se llamó la Virgen del Carmen y hasta en la entrada de La Junta (su pueblo natal) puso una que le regaló Juancho Rois”.
Con varias de sus canciones Diomedes le rindió culto a la Virgen. Su vida se la encomendó y el día de la Virgen del Carmen se convierte en una fiesta diomedezca que cobra importancia con el paso de los años. Porque llegará el día en la que la Virgen y Diomedes se unan y crean una nueva deidad. El sincretismo en Colombia nunca termina.