Con la detención del expresidente Álvaro Uribe se están cumpliendo las orientaciones de uno de los principales exponentes del marxismo cultural, el italiano Antonio Gramsci (1891-1937), que planteaba: “la conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esta se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados orgánicos infiltrados en los medios de comunicación, expresión y universitarios”. Por lo que indudablemente se tiene que concluir que las fuerzas totalitarias comunistas que han realizado ese trabajo de infiltración en Colombia por más de seis décadas han obtenido resultados importantes en la rama judicial y en otros sectores de la vida nacional.
El comunismo con sus diferentes grupos y movimientos, al seguir las enseñanzas del italiano, busca alcanzar la hegemonía del Estado para retenerlo por siempre, siguiendo una estrategia de desgaste en contra de su enemigo, que en este caso es la democracia, con una “guerra de posiciones”, para ello no interesa la opinión pública, ni tampoco las mayorías nacionales, debido a que las masas simplemente se utilizan o desechan de acuerdo a las circunstancias, y de esa manera es como se construye el poder hegemónico comunista.
Con lo anterior queremos significar que la campaña electoral en el 2022 no debe de ser únicamente para las votaciones, sino que los demócratas la tienen que convertir desde ya en una lucha ideológica para ir desenmascarando a las fuerzas totalitarias comunistas, sus idiotas útiles y aliados que se mueven de acuerdo a los apetitos, porque en las actuales circunstancias la mejor forma de defender la libertad es disipando ambigüedades.
De manera que los partidos de la llamada izquierda no pueden continuar con engañifas, ocultándose en una democracia liberal, que buscan destruir, refiriéndose específicamente a los partidos y movimientos que en Colombia hacen parte de la internacional comunista del foro de Sao pablo, que entre otras cosas respalda absolutamente a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, por lo que en sana lógica no se pueden catalogar de democráticos a quienes ni con los hechos ni con las palabras condenan a semejantes satrapías en Latinoamérica.
Y específicamente nos referimos en lo que respecta al Foro de Sao Pablo, al partido Alianza Verde, Polo Democrático Alternativo y los movimientos que acompañan al senador Gustavo Petro, aunque hay otros que no vale la pena mencionar(la información se encuentra en la página web del Foro de Sao Pablo). Entonces es bueno que los dirigentes de las facciones mencionadas pongan las cartas sobre la mesa, en vista de que es una paradoja ser marxista y al mismo tiempo proclamarse demócrata, sabiendo que indiscutiblemente el principal fundamento comunista es el de la dictadura; lo que dice a las claras que dichos sectores no están con la democracia, sino que simplemente la usan para sus objetivos estratégicos.
Por eso desde ahora y sin ambages, las fuerzas republicanas deben desarrollar una intrépida batalla ideológica en contra de todos los grupos totalitarios que siguen al esperpento marxista leninista; denunciando en primer lugar los más de 140 millones de asesinatos que han cometidos los regímenes marxistas y sus bandas armadas en el último siglo, en donde desde luego Colombia también ha sido víctima del comunismo totalitario que creó varias organizaciones terroristas en la década de los sesenta, para la toma del poder, que después se convirtieron también en narcotraficantes como parte de la combinación de todas las formas de lucha.
Es cuestión de humanidad denunciar al marxismo leninismo, como una secta genocida y burocrática, cuyos integrantes se creen predestinados para someter a los demás mortales a sus instintos insanos, porque siguen las supersticiones del materialismo histórico y la inevitabilidad, que considera a los seres humanos como simples cosas que son conducidos por las élites comunistas al “paraíso socialista” sin hacer ningún cuestionamiento, lo que ofende la dignidad de la especie humana.
Hay que superar ese rezago ideológico que partidos democráticos han tenido en las últimas décadas, para enfrentar los dogmas del comunismo totalitario, que con sus diferentes disfraces timan a los incautos, en especial a la juventud que al desconocer la historia es presa fácil de embaucadores, que muestran entelequias alienando mentes ilusas que luego son utilizadas para llevar a cabo el bloque de poder hegemónico comunista(dictadura), en donde la principal víctima es la gente joven que termina sin futuro y pidiendo limosna, como le ocurre a la mayoría de muchachos venezolanos, de ahí que la juventud colombiana tiene ese espejo para no dejarse engañar de quienes viven proclamado “ el cambio”, que en realidad es una simple treta, a la que acude el comunismo para llevar a los pueblos a la esclavitud.
Así que la detención del expresidente Uribe Vélez es un paso más del programa político comunista para nuestro país; y en esas condiciones hay que pasar a la ofensiva ideológica, con miras a no permitir que la nación caiga en el 2022 en las garras del totalitarismo, que está al acecho para dar los últimos zarpazos, aplastando la libertad.