Hace unos días me encontré con un video publicado por El Espectador titulado “¡Abra las piernas y no se queje! (La pesadilla de parir en Colombia)”. Este video era realizado por un grupo de periodistas que se hacen llamar “Las Igualadas” que son Mariángela Urbina Castilla, Viviana Bohórquez Monsalve y Juan Carlos Rincón Escalante. De acuerdo con que el nombre les quedó bien, porque no hacen sino igualar su poquísimo conocimiento frente a un tema y opinar tal y cual fueran expertos, generando y ampliando la desinformación mediática que se ha vuelto un problema en Colombia (y ahí me estoy igualando yo).
Para los que no han visto el vídeo, acá se los dejo, sin embargo, de coger con pinzas y leer de manera crítica: https://youtu.be/X17MuBB16P4
El vídeo comienza con Mariángela diciendo “Parir es una pesadilla”. ¿Perdón? Vamos a comenzar un vídeo sobre el parto, un proceso no sólo natural, sino necesario, diciéndole a nuestra audiencia que de todas las maneras, parir es una pesadilla. Vamos a decir que generaciones y generaciones de mujeres creadoras y persistentes han pasado su herencia por medio de algo que igual, es una pesadilla. A pesar de estar de entrada en desacuerdo con la primera afirmación (y aceptando que yo no he tenido hijos), seguí escuchando.
Mariángela comienza a enumerar una serie de casos, el primero de Clara (a la que después le cambia el nombre a Sara, mientras critica la despersonalización del personal de salud, el cual no se tiene que acordar de un nombre, sino de cien). Clara es una mujer de 19 años con primer embarazo (lo cual de entrada es factor de riesgo obstétrico). Al parecer, envuelta en dolor (claro, está en trabajo de parto y nadie dice que eso sea fácil), se encuentra con un personal de salud que le grita: “Cállese, si sigue gritando le va a ir peor”. Estoy de acuerdo en que nadie lo puede gritar a uno, pero lo que Mariángela y su equipo, no saben, es que el periodo expulsivo (que es cuando el niño sale del útero) requiere maniobras de Valsalva. La maniobra de Valsalva es un esfuerzo fisiológico en el cual se retiene el aire en los pulmones para descender el diafragma y se contraen los músculos del abdomen al tiempo, esto con el fin de aumentar la presión dentro del abdomen y actuar en sinergia con la contracción uterina para lograr expulsar el bebé. ¡Claro! Tiene sentido ahora que si gritas (y sacas el aire de los pulmones) no logras hacer una maniobra de Valsalva, por ende no logras crear una presión intraabdominal efectiva, por ende no logras sacar al bebé… ¿Será que no les va peor si gritan? Yo personalmente me sometí voluntariamente a exponerme a la sangre, la orina y la materia fecal de las personas cuando decidí convertirme en médica, ¿Usted cree que me molesta si gritan?
Clara (¿o Sara?) es dejada en una camilla con frío y hambre y nadie le dice cuántas horas va a durar su trabajo de parto. Cuando los partos se complican, requieren cesárea (de la cual vamos a hablar más adelante, como lo hicieron en el vídeo). Para la cesárea, se usa anestesia, y para la anestesia, se requiere ayuno. ¿Qué pasa si no se ayuna? El riesgo de complicaciones de vía aérea (si, incluyendo la muerte) es mayor. Entendiendo esto, por mi parte, sigo siendo partidaria de no darle comida a las maternas en trabajo de parto.
El parto tiene varias fases (latente, activa y expulsiva). Según la Sociedad Española de Ginecología y obstetricia, la fase latente puede durar entre 14 a 20 horas (dependiendo del número de hijos que haya tenido antes), la fase activa del parto entre 4 y 6 horas (dependiendo del número de hijos previos también) y la fase expulsiva de 1 a 2 horas. Es decir que un parto puede durar entre 19 a casi 30 horas. Ahora, ¿Por qué no le dijeron a Clara/Sara cuánto iba a durar su parto? Precisamente porque hay un bache de 10 horas de diferencia en la cual no hay manera de saber. Hay maneras de predecir, es verdad (la más usada es el partograma) pero entonces bien la queja podría ser de otra manera (“Me dijeron que iba a durar 10 horas y estuve ahí acostada 20 horas, etc”). Claro que debemos dar un estimado, pero con la reciente “medicina a la defensiva” que se ha creado por periodistas como usted, los médicos tenemos miedo de equivocarnos.
Pasando de largo por todo esto, seguí viendo el vídeo. Llegamos al tema importante: La cesárea. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un porcentaje de partos por cesárea de un 10%-15%. En Colombia, tenemos un porcentaje de cesárea de alrededor de 43%. Es muy fácil hablar de esta cifra, el dato está al teclear de los dedos en Google, sin embargo, asociémoslos con la realidad.
Colombia es un país donde (según el Ministerio de Salud para el 2010) sólo el 88.6% de las mujeres asisten a más de 4 controles prenatales (que es lo mínimo recomendado por la OMS) y que este porcentaje incluso alcanza el 80% para las zonas rurales. Además de esto, en las últimas tres décadas el porcentaje de placentas acretas (que es cuando la placenta invade más capas en el útero de las que debería invadir, por lo cual en el momento del parto no se despega y es causa de hemorragia postparto y esta a su vez es primera causa de mortalidad materna) ha aumentado 10 veces (Ferreira, Angulo, 2007). Este es un diagnóstico que debe hacerse por ecografía (que debe ser enviada en los controles prenatales, sí, los mismos que no se hacen) y en caso de que se detecte en el momento del parto, el tratamiento no sólo es cesárea sino histerectomía (ACOG, 2012). Es absolutamente esperable que el porcentaje sobrepase los que Mariángela y su equipo, fácilmente buscaron en Google… las cuentas se pusieron un poco más complicadas cuando miramos más allá de la superficie ¿Cierto?
Ahora bien, la culpa de que hagamos muchas cesáreas, Mariángela se la echa a que a los médicos nos pagan más por hacerlas y porque queremos salir rápido del parto. Voy a usarme a mí misma y a mi ejercicio médico como ejemplo. Yo era una médica de un pueblo que queda a 2 horas de la ciudad. La carretera hacia la ciudad inicia a 1700 msnm y asciende hasta 3400 msnm para después volver a descender y además de esto es absolutamente curva. Quiere decir que para llevar a mi paciente a que le hagan cesárea, tengo yo que montarme en una ambulancia con ella, corriendo el riesgo de tener un parto en un páramo a temperaturas de 5 y 6 grados, sin más personal que una auxiliar de enfermería, sin lámpara de calor para el neonato, sin mesa de litotomía y en especial, sin pago por el traslado (y a manera de chisme, tampoco me pagan la cesárea) … ¿Usted de verdad cree que yo prefiero llevarme la paciente para cesárea? ¿A usted le suena todo este trajín a que yo quiero salir “rápido” del paso?
Sabiendo que la respuesta mental de todos los lectores es “claro que no”, vamos a seguir con la siguiente afirmación. La cesárea no es buena porque genera una herida interna que se puede infectar y porque la recuperación es más dolorosa. Si, tiene razón. La cesárea genera heridas y es dolorosa. Sin embargo, recordemos que hay indicaciones absolutas de cesárea y que en caso de no hacerse, el resultado es la muerte. Entre ellas la desproporción absoluta entre la cabeza del bebé y la pelvis de la mamá, infección del líquido amniótico, síndrome de HELLP con eclampsia, asfixia fetal, prolapso de cordón umbilical y placenta previa. Fue este el momento en el vídeo en el que decidí que el periodismo irresponsable no es aceptable, que desinformar a las pacientes diciendo que la cesárea no es buena, debe ser públicamente rechazado. Cuando se habla de salud, uno tiene la vida de las personas en las manos, así que espero Mariángela y equipo, que se tomen la responsabilidad la próxima vez que (por recomendación de ustedes) una paciente con alguna de estas patologías rechace una cesárea que le va a salvar la vida a ella y a su bebé.
Siguientes segundos, en el vídeo la periodista toma el tema de la episiotomía. Dice que la episiotomía es cuando a uno le rasgan la vagina (pero no, eso no es. La episiotomía es el corte que se hace para EVITAR que se rasgue la vagina porque los cortes controlados duelen menos y se infectan menos, sin mencionar que no hay que ser tan ordinario porque para eso hay términos decentes y menos peyorativos) para que la tarea (según ella) sea más fácil. Le quiero contar, querida Mariángela, que la episiotomía hace “la tarea” (mejor llamado como el nacimiento de una nueva persona) MUCHO MÁS DIFÍCIL. Después del periodo expulsivo donde el neonato sale de la madre, hay que suturar. Para esto se necesitan tres capas (CON TRES TÉCNICAS DIFERENTES) de sutura. Hay que cambiar de hilo, hay que afrontar los planos, hay que cambiar la luz y mil otras maniobras de las cuales evidentemente usted no es consciente. La episiotomía, no se hace para “hacer la tarea más fácil”, se hace para evitar desgarros en el periné que pueden llevar a incontinencia y a otras muchas complicaciones. Y acá entre nosotras, es bien difícil y dispendiosa de hacer.
Ahora bien, es claro que considero que el vídeo da vergüenza y que lo que si hay que revisar es el periodismo que se está haciendo en Colombia, pero no voy a negar que tiene puntos rescatables. Es cierto que el maltrato existe, como existe corrupción y mal uso del poder en todos los sectores. Es cierto que a uno le tienen que pedir consentimiento informado sobre los procedimientos que le vayan a realizar y que este debe ser antes de realizar el procedimiento y que el respeto mutuo debe ser norma. Así que, si algo nos debe quedar a la comunidad médica del vídeo, es el recordar que esto debe regir nuestro trabajo.
En Colombia, la mortalidad materna ha venido descendiendo en el tiempo según el Ministerio de Salud. Cabe anotar, que no estamos ni cerca de tener una estadística similar a la de los países desarrollados. Esto hay que mirarlo con más cuidado, ya que la culpa no es enteramente de los médicos. En un país donde la tasa de embarazo infantil y adolescente es mucho mayor que en los países desarrollados, en el que no hemos alcanzado el cubrimiento en control prenatal del 100% y en dónde la red de hospitales todavía está en desarrollo, no podemos pensar que la cifra es absolutamente relacionada con los médicos.
El problema de la mortalidad materna es multifactorial y es responsabilidad de todos. Ahora bien, la desinformación también afecta la mortalidad materna. Mariángela termina el vídeo diciendo que “las mujeres indígenas y las afro paren en la casa y paren de pie y nadie las grita ni las las maltrata, imagínense que todas pariéramos así, ahí si seríamos bendecidas y afortunadas”. Lo que Mariángela (ni su equipo) leyeron es que desde el 2004 sabemos que las mujeres que paren en la casa (en especial en lugares rurales, como la mayoría de Colombia), tienen un 15% de probabilidad de necesitar intervención obstétrica de emergencia (que por ejemplo, en el pueblo donde yo trabajaba, se encontraba a 2 horas de carretera) y que el 24% de estas mujeres terminan requiriendo atención médica por infecciones, hemorragias postparto e incluso psicosis (Bang, 2004).
¿Bendecidas y afortunadas por no tener atención en salud durante el parto? NO LO CREO. En vez de pelear con los médicos, ¿Por qué no genera información y periodismo de calidad, que no incite a más complicaciones y desinformación de la que ya tenemos? ¿No deja este vídeo una ventana abierta para revisar el periodismo que se publica y se expande a pasos agigantados en Colombia?
Fuentes de información:
Peñaloza Valenzuela Juan José, Torrico Aponte William Alexander, Torrico Aponte Edgar, Torrico Aponte Mario Luis. ACRETISMO PLACENTARIO: DIAGNOSTICO PRENATAL MEDIANTE ESTUDIO ECOGRÁFICO DOPPLER EN EL HOSPITAL MATERNO INFANTIL. Rev. méd. (Cochabamba) [serial on the Internet]. 2010 Sep [cited 2017 May 30] ; 21(1): 46-52.
Bang Rani A, Bang Abhay T, Reddya M. Hanimi, Deshmukha Mahesh D. , Baitulea Sanjay B. , Filippi Veronique, Maternal morbidity during labour and the puerperium in rural homes and the need for medical attention, BJOG: an International Journal of Obstetrics and Gynecology, March 2004, Vol. 111, pp. 231–238