En el campo de la política las promesas de campaña siempre son incumplidas porque son solo declaraciones de buenas intenciones sin una evaluación real de su posibilidad. Un candidato no tiene a su disposición ni los instrumentos para estudiar y diseñar los caminos para lograr lo que serían sus propósitos, ni el poder para comprometerse con unos resultados concretos antes de ser gobierno.
No aplica lo mismo para quien ya ejerce como mandatario. Lo que maneja son cálculos y estudios que, complementados con la autoridad para administrar los instrumentos para que se cumplan, tienen que ser bases confiables para la toma decisiones de los ciudadanos; no son un catálogo de deseos. Si las proyecciones de un gobierno no se cumplen es porque este no es idóneo bien sea para hacer los estudios, bien sea para realizar la gestión que los concrete.
Por otro lado, se ha repetido que los medios de comunicación masiva no tienen por verdadero propósito informar a la opinión pública sino formarla de acuerdo con sus intereses. En lo empresarial aumentar su circulación o su sintonía, para lo cual el escándalo y la truculencia son los caminos adecuados. Por eso nos llenan de 'noticias' de crímenes y corrupción que por su sabor de anormalidad y aberración logran 'enganchar' a quien recibe esa información.
Pero los medios son también centros de poder. Nada que les convenga más que un modelo donde la libertad de ejercerlo no esté coartada por la intervención del Estado; en otras palabras, nadie más beneficiado con el modelo actual que quienes más poder tienen, y hoy pocos discutirían que los 'medios masivos de información' no son el 'cuarto poder' sino el primero.
Por lo anterior se puede decir que, como conjunto, ellos son un sistema de desinformación comprometido y al servicio del modelo neoliberal vigente.
Las páginas editoriales y los columnistas de opinión sí plantean posiciones con la esperanza clara de que estas orienten a la ciudadanía. Pero dicha sección acude al análisis, siendo esto lo que menos interesa el público en general, y siendo donde por su misma naturaleza menos orientación uniforme encuentran (ya no existe un medio que no reivindique el pluralismo en esa materia). En el fondo son un 'caballo de Troya' para disimular dónde está realmente la influencia, o sea la presentación de las noticias: es en los titulares y en la diagramación donde se ejerce el control sobre la opinión ciudadana.
Esa manipulación de la presentación es cada vez más deliberadamente engañosa. Titular que alcanzamos el promedio del millón de barriles diarios de petróleo o que aumentó en 6,6% la producción en realidad lo que hace es ocultar que no se logró lo presupuestado. Igual sucede con las cápsulas que repetidamente informan de 300 o 500 casas gratis que entrega el presidente pero no que de las 100.000 supuestamente comprometidas solo se han recibido 14.000; ni que estas hasta ahora no han generado un puesto de trabajo adicional porque han sido solo compras de proyectos en desarrollo; ni que es la hora en que aún se están licitando contratos para poder cumplir esa promesa. Tampoco los titulares sobre el aumento del recaudo de impuestos expresan la realidad de la falta de casi tres billones de pesos sobre los cálculos iniciales; ni mencionan los desfases en el gasto cuando se apropian como si fueran un gesto generoso los subsidios para el sector agropecuario; o se presenta la decisión de venta de Isagen o de un porcentaje de Ecopetrol como inconexas con estos descuadres, cuando es la solución de 'vender la nevera para pagar el mercado' porque las cuentas fueron mal hechas o se falló en la ejecución.
Como se enumera la lista de TLC suscritos sin relacionar que —como estaba previsto— uno de sus efectos es el mal momento de la industria (de representar el 21% del PIB en 1988 bajo a menos del 12% en 2013); o se insiste en destacar la inversión extranjera sin divulgar que han sido mayores las remesas por dividendos que han salido. O se presenta una 'recuperación' del crecimiento en el último semestre, pero sin aclarar que aún con esto el aumento no alcanza lo predicho, y menos que en el cuatrienio ni siquiera se llegará al 4%, lejos del 5,5% calculado. O encabeza como noticia "75% de familias han vuelto a sus tierras", desarrollando en letra pequeña que el director de la Unidad de Restitución de Tierras "dijo que en el 2013 se beneficiaron más de mil personas" (o sea, menos de uno de cada mil que se supone contemplar como meta). ¿Qué decir de repetir las cifras de desempleo o pobreza citadas por el presidente sin mencionar que estas se rebajaron en todo Hispanoamérica, y que las de Colombia son de lejos las peores de la región?
Esto para no referirnos a un balance legislativo que omite la suerte de los proyectos de leyes de reformas a la Salud, a la Educación, a la Administración de Justicia, a la Ley de Tierras, que tuvieron que ser retiradas después de presentadas.
No es casualidad que proliferen hoy las redes sociales y los medios virtuales como refugio u opción para quienes teniendo esa vocación y creyendo que "el periodismo es la profesión más bella del mundo" no están dispuestos a someterse a las condiciones que caracterizan los medios más orientados a la defensa del statu quo.