A Nairo sólo le quedan dos lugartenientes en el Arkea. De resto ya todos los compañeros se han bajado de la bicicleta. No pudieron soportar el ritmo de una carrera absorvente, exigente como el Tour de Francia. Entonces se tuvo que reinventar como un cazador de etapas y como uno de esos aventureros que esperan ganar la camiseta de la Montaña. El periodismo hace lo que puede e intenta vender periódicos generando interés por ese objetivo. Cuando debutamos en el Tour, en 1983, José Patrocinio Jiménez ganó uno de los puertos míticos, el Tourmalet y llevó durante días la camiseta de puntos de la Montaña. En Colombia se desató una fiebre por esa camiseta hermosa. Se volvió una obsesión. Jiménez no pudo aguantar el ritmo de los europeos y no la ganó. Lucho Herrera la obtendría en 1985, 1987 y 1989. Lo mismo lo haría Santiago Botero en el 2001, Mauricio Soler en el 2007, Nairo en el 2013. Pero ya es dificil que un campeón de los kilates de Nairo nos trate de convencer haciendo una carrera para ganar ese premio. Suena demasiado poco para alguien que ha sabido ser tres veces podio en la vuelta más importante del mundo.
A Nairo, con 31 años, se le acabó la pólvora hace rato, desde el 2017 cuando no pudo ganarle el Giro a Dumoulin. Desde ahí no volvió a ser podio en ninguna gran vuelta. En Movistar salió por la puerta de atrás a pesar de ganar una etapa en el 2019.
Por eso Nairo, tan cercano a la política de su departamento, estaría pensando en lanzarse a un cargo público en las elecciones del 2022. Las alarmas de que el dueño del Arkea está inconforme con sus resultados se encendieron hace rato. A este nivel no volverá a disputar jamás una gran carrera. Así que, después de haber dado tanta gloria al país, el boyacense tendría un sólo objetivo: hacer política. Igual es uno de los tres mejores ciclistas que ha dado Latinoamerica en toda su historia.