Recuerdo cuando veía al periodista Luis Carlos Vélez como presentador de CNN en español, lo veía con admiración porque se trataba de un colombiano que había salido adelante con esfuerzo y sacrificio, para mí era creíble, me generaba confianza y supuse que el próximo paso sería algo así como director general de alguna gran cadena de noticias norteamericano o algo más grande todavía.
Con el tiempo me sorprendió cuando me di cuenta que estaba en Colombia haciendo periodismo y pronto supe que era hijo de otro gran periodista como Carlos Antonio Vélez, pensé entonces que todo se trataba de nuevos proyectos.
Hasta que ganó Gustavo Petro como presidente de Colombia, fue en ese momento que noté un cambio drástico en la forma y esencia del discurso del señor Vélez, las noticias se notaron sectarios y parcializados, ya para mí había quedado en el recuerdo el periodista profesional que alguna vez admiré.
Hasta el punto de que me generaba cierto sentimiento de rabia cuando las críticas hacia Petro se convirtieron en verdaderos ataques llenos de fake news, calumnias y un sinnúmero de verborrea sin sentido cual chismoso de barrio que se dedica a estigmatizar a una persona sin ningún tipo de escrúpulos.
Ese sectarismo agresivo le jugó una mala pasada cuando lo echaron a patadas de la FM y verlo en un humilde canal de youtube como periodista principiante con algunos cuantos suscriptores me generó entonces lástima. Quizás lo llamen de Semana, pero hasta esa revista se convirtió en una escoria de la sociedad.
Finalmente la reflexión que me dejó esa breve experiencia de Luis Carlos Vélez como periodista que alguna vez admiré, es que no tiene sentido ni los odios, ni la envidia ni el resentimiento y que la vida hay que vivirla y disfrutarla con amor, humildad y compasión.