En la noche del 24 de marzo Colombia derrotó tres goles por cero a un equipo B de Bolivia. Los periodistas regresaron a la farsa de siempre, creer que el equipo nacional es una potencia universal porque le gana a un equipo de peladitos. Uno de los pocos periodistas que no perdió los estribos y que recordó lo malo que era Reinaldo Rueda, fue Oscar Rentería.
Aunque desde estas páginas le hemos dado con todo al viejito Rentería, hay que reconocer que, en el caso de Rueda, tenga las razones que tenga, incluso algunas de índole personal, ha sido coherente. Mientras algunos aplaudimos la llegada de Reinaldo como timonel absoluto de la selección, Rentería nos advirtió los problemas que podrían tener para nuestros intereses la llegada de un técnico que había fracasado estrepitosamente en otro lado.
El resultado es que Reinaldo Rueda no tuvo respuesta en siete juegos para resolver el gran problema, el cáncer que nos carcomía: la falta de gol. Que una selección tenga siete juegos sin marcar gol y aún guarde esperanzas de clasificar habla de la mediocridad del fútbol sudamericano. Entonces, para esperar el cruce de resultados que clasificaría a Colombia al mundial, Rueda resolvió dejar de ir a la misa y si asistir a rituales de hechicería. Así al menos lo afirmó el periodista Oscar Rentería Jiménez cuando dijo que Reinaldo Rueda estaba depositando la confianza de clasificar en la selección no en charlas técnicas, tácticas, sino en poderes sobrenaturales. Esto lo dijo en el Pulso del Fútbol del pasado 24 de marzo.
Si es verdad lo que cuenta Rentería sería un precedente muy grave y hablaría muy mal del poco profesionalismo de Reinado Rueda.