La medicina es una ciencia competitiva, pero desafortunadamente, la práctica médica a menudo se convierte en un campo de batalla en el que la descalificación y la desacreditación se vuelven conductas usuales para algunos. El Código Internacional de Ética Médica establece claramente cómo debe transcurrir la relación entre los médicos. El colegaje médico implica que el médico respete a su colega tanto como se respeta a sí mismo. La relación entre médicos debe mantenerse dentro de los principios de prudencia y armonía.
No hay mayor daño que el causado al denigrar y ultrajar a un colega a sus espaldas. Además de destruir la reputación del profesional criticado, el daño colateral también afecta al imprudente, ya que quienes escuchan comentarios negativos tienden a formarse una opinión desfavorable. Es fundamental que los médicos pongann en practica los principios éticos en sus actividades diarias para preservar la armonía y el respeto en el ámbito profesional. De manera absurda y sin ningún tipo de filtro, algunos médicos parecen haber eludido las lecciones de ética médica que se imparten en casi todas las facultades de medicina.
No olvidemos que la medicina requiere trabajo en equipo; hoy en día, casi nadie trabaja solo. Debemos cultivar la prudencia como una virtud fundamental que nos ayude en el discernimiento y en la toma de mejores decisiones. Si no es positivo, es mejor no utilizar la musculatura de la fonación. A veces, unas pocas palabras vagas pueden ocasionar daños irreparables.
La falta de coherencia con los principios éticos fundamentales revela una desconexión preocupante entre la formación teórica y la práctica profesional. En este sentido, las facultades de medicina también deben reforzar la formación ética de los futuros médicos . Cuando el irrespeto y la crítica desmedida hacia los colegas predominan, no solo se socava la integridad del entorno médico, sino que también se mina la confianza de la sociedad en la profesión.
La descalificación de un colega solo muestra la falta de profesionalismo. Cuando existan críticas, estas deben ser expresadas en un lenguaje moderado y fundamentadas en la verdad. Se debe evitar emitir juicios delante de pacientes, personal de enfermería y personal en formación. Las críticas deben hacerse en privado, ya que el uso inadecuado de palabras en presencia de personas que desconocen los términos médicos puede fácilmente llevar a malentendidos y litigios.
Considero que el fomento de un lenguaje basado en la prudencia debe gestionarse desde las facultades de medicina y entre los profesionales de la salud. Es fundamental promover una cultura de respeto hacia los colegas, valorando al ser humano y fomentando ambientes de armonía y construcción. Además, se debe incluir el desarrollo de habilidades de comunicación dentro del marco de la cordialidad como parte esencial de la formación medica de pregrado y posgrado. Finalmente, todas las instituciones de salud, tanto públicas como privadas, deben garantizar que cualquier discrepancia se resuelvan a través de espacios y canales adecuados para mitigar las consecuencias negativas de la descalificación entre colegas.