Cada vez que se va a hacer un concierto en el estadio El Campín, aparece algún detractor de la medida remarcando que los eventos de este tipo ponen en peligro la gramilla. Los organizadores suelen explicar que es posible hacer shows musicales sin destrozar el pasto del predio, pero hasta el día de hoy la situación sigue generando molestia en ámbitos deportivos.
Incluso durante la alcaldía de Claudia López, la responsable de haber autorizado el uso del estadio para el concierto de Karol G que se realizará en los próximos días, el predio de la cancha se vio afectado luego de un concierto. Lo que generó fuertes críticas en las redes sociales.
Pero aparentemente, la gramilla simplemente había sido afectada por una bacteria y el daño no tenía nada que ver con el concierto realizado días previos. De todas maneras, el asunto sigue debatiéndose y para los organizadores que han querido utilizar el estadio desde 1980, fecha en la que se realizó el primer concierto en el lugar, han aprendido gradualmente a ser más cuidadosos en el manejo del estadio.
Situación muy diferente a la del primer concierto en El Campín, donde no sólo hubo inexperiencia para cuidar el predio, sino que también ocurrieron otros infortunios que hicieron que la noche terminara en un completo desastre.
Estas historias fueron rescatadas en uno de los capítulos del libro ¡Fuera zapato viejo!, que fue editado en 2014 por el también fundador de la revista El Malpensante, Mario Jursich Durán.
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— Revista Arcadia (@RevistaArcadia) August 7, 2016
El desastroso primer concierto en el estadio El Campín
Según se cuenta en un artículo del periodista e investigador pastuso José Arteaga, que fue incluido en el libro de salsa publicado por Idartes y editado por el escritor Mario Jursich Durán, llamado ¡Fuera zapato viejo!, esa noche no sólo fue posible cuidar la grama sino que varios infortunios afectaron el evento. Tanto así, que un punto de la noche hasta los integrantes de La Fania se sintieron incómodos.
El evento se saturó de personas que llegaron de todas las partes del país, por lo que la promesa de cuidar la gramilla rápidamente fue descartada. Pero además, el evento tuvo problemas de sonido y hasta varios cortocircuitos.
Para colmo de males, mientras el integrante Papo Luca estaba haciendo un sólo de piano, a uno de los asistentes se le ocurrió la brillante idea de arrojar una colilla de cigarrillo, que fue a dar justo sobre los cables de 220 vatios que habían regados en el lugar.
En la madrugada 20.000 personas, probablemente enojadas por todos los imprevistos, arremetieron contra las cabinas de radio y televisión con el fin de vandalizar el lugar. La policía reprimió con severidad y el resultado fueron 20 heridos, 52 detenidos y hasta 50 viviendas asaltadas.
Pero lo más sorprendente de la jornada estaba por pasar: "Un chico fue alcanzado por unos disparos, pero ningún herido de bala fue reportado en los hospitales. Su cuerpo desapareció".