La angustia, el dolor y la incertidumbre para Margoth Velasco aún no terminan. Desde el pasado 21 de febrero su esposo, William Tovar Rivas de 33 años de edad se encuentra desaparecido y los esfuerzos realizados hasta el momento, no dan siquiera indicios de su posible paradero. Aunque algunas personas aseguran haberlo visto en Puerto Tejada el pasado sábado 8 de marzo, la Fiscalía General de la Nación, ente oficial a cargo de la investigación del caso, aún no ha dado esperanzas de su ubicación a la familia de Tovar, quien se desempeñaba como funcionario del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de Colombia, Inpec, en la Cárcel San Isidro en Popayán.
Allegados de William confían en que las autoridades competentes tomen las medidas respectivas, y en las últimas horas denunciaron que solo hace algunos días se asignó un equipo de investigación para adelantar las pesquisas correspondientes.
Extraña desaparición
Ese viernes 21 de febrero, William aprovechó su día de descanso y salió al mediodía rumbo a Villa Rica, norte del departamento del Cauca, según le dijo a su esposa, a realizar un negocio de una lámina, pues alterno a su trabajo en el Inpec, tenía un taller de soldadura donde realizaba diversas labores y obras. En la tarde de ese día, Margoth entabló la que sería la última comunicación con su cónyuge, en la cual le notificó que se encontraba cerca del Municipio al que viajó; la mujer nunca supo de la identidad de las personas con las que se iba a encontrar, como tampoco pudo entablar una nueva comunicación con él a pesar de su persistencia, pues se preocupó porque afirmó que la llamaría en unos 15 minutos, pero pasaron horas y nunca lo hizo. Ahí empezó su sufrimiento. “Esa fue la última llamada. Exactamente no se con quién se iba a ver ni el lugar exacto donde iba a estar”, anota Margoth, anonadada por la incertidumbre que a su familia y la de William les produce esta situación todos los días, esperando que una llamada les dé al menos una esperanza.
No hay pistas de la persona con la cual William iba a negociar aquel elemento. “Él tenía un dinero, no mucho, y no sé si el caso tenga que ver con algún caso de robo”.
La denuncia
Las horas pasaron y en vista de que el celular de William permanecía apagado y que no volvió a comunicarse, Margoth decidió acudir a las autoridades para poner el caso en conocimiento, “uno debe esperar 72 horas y como eso ocurrió el viernes tuve que acudir a la Fiscalía de Santander de Quilichao el día lunes a poner la denuncia”. Allí se activó inicialmente un Mecanismo de Búsqueda Urgente y empezaron a indagar en los hospitales, clínicas, en todas las unidades de reacción inmediata y Medicina Legal de la zona; también enviaron alertas al Gaula, CTI y Policía Nacional para que a través de sus equipos de búsqueda se adelante un rastreo preliminar. Sin embargo, esas medidas no surtieron ningún tipo de efecto y por tal razón Margoth procedió a establecer la denuncia como desaparición forzada.
Incansable búsqueda
Una vez realizadas las diligencias respectivas y ante la demora que según Margoth existe en los órganos e instituciones encargadas de adelantar las investigaciones y búsqueda, decidió emprender sus propias acciones y hasta ahora ha visitado entre otras, ciudades como Cali, Candelaria (Valle del Cauca) Puerto Tejada, Villa Rica y Santander de Quilichao, esperando encontrar alguna pista del posible paradero de su compañero, que ese viernes 21 de febrero vestía una camiseta roja, pantalón jean de color azul, zapatos habanos y un maletín negro. “En esos recorridos hemos ido a las emisoras y a todos los canales de televisión de la región, llevando afiches para pegar. La Policía me ha ayudado a adelantar estas diligencias en cada localidad que visito”, relata afligida la mujer.
Eterna incertidumbre
Hasta ahora el paradero de William Tovar es incierto. Primero porque las autoridades encargadas de realizar la búsqueda no pasan de entrevistar e indagar a Margoth sin darle alguna esperanza, pero también porque ni siquiera llamadas de indicios de dónde pueda estar reciben a los números que se han difundido a través de los diferentes medios de comunicación que han visitado. “Estamos en cero. No sé nada de él, no he recibido llamadas, mensajes o correos electrónicos, no hay ningún indicio”, anota Velasco, respondiendo negativo al interrogante de si la han extorsionado en lo que podría ser un nuevo caso de secuestro.
Familiares confían en las investigaciones de las autoridades
Con William, Margoth tiene un pequeño de seis años de edad, viven en unión libre desde hace 11 años en la ciudad de Popayán y de manera frecuente visitaban Paniquitá, un resguardo indígena de Totoró, tierra natal de la mujer. Desde el Inpec, afirma, le han brindado apoyo para solicitar a los entes encargados se dé celeridad a los procesos de búsqueda y pesquisas, pues como Institución no pueden adelantar ningún tipo de medida al respecto.
Al preguntarle si cree que pueda tratarse de algún tipo de represalia proveniente de alguno de los internos de la Cárcel, afirmó que desconocía de inconvenientes relacionados con ese establecimiento, sin embargo dijo que espera que todas estas posibilidades sean evaluadas por los órganos competentes.
Sin pistas
Para la familia de William es extraño que no hayan recibido alertas telefónicas como suele suceder en estos casos de desaparición, “por eso quiero hacer un llamado a todas las personas para que si saben de algo o lo ven, de inmediato se comuniquen con nosotros. La única pista que tenemos es que estuvo cerca de Villa Rica, de acuerdo a la última comunicación que sostuve con él ese 21 de febrero (…) Me dijo ‘te llamo en 15 minutos que ya salgo para Popayán’, fue como si estuviera esperando a alguien pero nunca sospeché nada porque siempre iba para allá. Ya a los 15 minutos lo volví a llamar y el celular aparentaba no tener señal, no me pude volver a comunicar con él… No sé si al momento de esa llamada estaba presionado, lo único que dijo fue ‘estoy cerca de Villa Rica’ y me colgó”.
Otras hipótesis
Margoth descartó que su pareja hubiese viajado a otro lugar a emprender una nueva vida, como muchas personas han considerado, pues afirmó que William “no era de las personas que se perdía a tomar con amigos, es más ni siquiera bebía”.
De otra parte, tampoco descarta que Tovar haya sido víctima de alguna modalidad de robo, sin embargo guarda la esperanza de que una llamada cambie sus días de perplejidad, que empezaron ese viernes, día en el que William salió de su casa pero nunca más volvió.
Los números celulares para aportar información relevante sobre el paradero de William Tovar son los siguientes: 311 722 74 69 o 320 625 7506.