¿Ganó Javier Milei (53), o perdió Sergio Massa (51)? No es una pregunta retórica. Es una primera de las tantas constataciones que arroja el resultado del balotaje argentino del 19 de noviembre.
La primera conclusión es que la mayoría argentina quiere seguir con el cambio ya anunciado en las elecciones primarias (PASO) de agosto 2023, en las que Milei emergió como un nuevo fenómeno electoral en un país harto.
El triunfo electoral fue de 55.69 % a 44.30 % en todo el país. El candidato perdedor apenas obtuvo un punto porcentual a favor en la provincia de Buenos Aires tradicional bastión peronista; y se registró un notable crecimiento de Milei en la capital porteña.
La ciudadanía argentina en un importante porcentaje le puso fin al curro peronista. [Curro: «Aprovecharse de alguien, quitándole dinero o alguna cosa de su propiedad mediante engaño», según el Nuevo Diccionario de Uruguayismos del Instituto Caro y Cuervo, 1993]. Y puso fin a sus consecuencias anti ciudadanas: cincuenta por ciento de pobreza y diez por ciento de indigencia; una inflación de 150%, ya estimada del 300%; criminalidad en aumento y creciente presencia del crimen organizado. Patrimonios de gobernantes e hijos que hace ya una década se multiplicaban por 14; bolsos con millones de dólares arrojados sobre la tapia de un convento católico; los vacunados VIP; la obscenidad del poder ante el sufrimiento de millones de argentinos.
Se le puso un tope al progresivo debilitamiento del Poder Judicial y Legislativo frente a los avances del Poder Ejecutivo, algo en lo que abusó el kirchnerismo apelando a los Decretos de Necesidad y Urgencia; a la delegación de facultades por parte del Congreso al Ejecutivo; al avance sobre el Poder Judicial con amenazas de «democratizar la justicia» y al mismo tiempo incumplir los fallos de la Corte Suprema por parte del Ejecutivo, como subrayó en su momento Diego Hernán Armesto, exasesor del Senado argentino.
Milei es un atajo inmerecido que se dio Argentina para erradicar del gobierno a una organización partidista anclada en la estructura del Estado. Los candidatos peronistas de fines del siglo pasado sumaban entre un 35% y un 50% de los votos, pero desde 2003 en adelante los tres candidatos peronistas sumados en 2011 llegaron al 68% a nivel nacional.
Personaje excéntrico ética y estéticamente, conectó con sectores jóvenes del electorado y no se guardó dislates en su campaña electoral. Consideró la venta de órganos como un mercado más; sostuvo que dialogaba sobre los temas económicos con una mascota clonada, de nombre Conan; alguna vez definió el Estado como «el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados, bañados en vaselina»; prometió eliminar ministerios o entidades científicas históricas en Argentina y sustentó el proyecto de «renuncia a la paternidad», defendido por una integrante de La Libertad Avanza, el partido de Milei.
La democracia, el sistema menos malo conocido hasta ahora en la historia humana, produce casos como Trump, deambulando en varios juicios por incitar al desconocimiento de un resultado electoral, u otros por fraude fiscal, y que, no obstante, encabeza las encuestas de un partido histórico de EEUU. Y permite también que un cómico sea electo presidente como Jimmy Morales en Guatemala (2016-2020); un defensor de dictaduras como Bolsonaro; o un maestro de escuela incapaz de presidir un país como Pedro Castillo elegido en Perú o un imprevisible personaje como el Rodolfo Hernández catapultado a la segunda vuelta del 2022 en Colombia.
En su discurso del triunfo, Milei se apresuró a reconocer la importancia del ex presidente Mauricio Macri y de la ex candidata presidencial Patricia Bullrich en su victoria, personajes capitales en la oposición al peronismo pero que, si no se mantienen en el gobierno, no habría gobierno.
Milei cuenta con 8 senadores en los 72 que componen el congreso argentino, y 38 legisladores en 257 diputados. Todos los gobernantes de las 24 provincias de Argentina hoy son opositores. Juntos por el Cambio —Bullrich y Macri— cuentan con 21 senadores frente a los 32 peronistas. En Diputados, el peronismo cuenta con 118 legisladores, frente a 94 de Juntos por el Cambio.
El presidente electo convocó a quienes quieran cooperar en su administración y enfatizó «dentro de la ley todo, fuera de la ley nada». Apeló a avanzar rápido y se remitió a Irlanda como ejemplo a seguir. No definió fecha para su anunciada dolarización, ni en qué consiste la reforma del Estado propuesta en campaña, y ya no dinamitaría, sino que ordenaría el Banco Central.
Irresponsabilidad. Massa dijo en su discurso de aceptación de la derrota que por su «amor a la Argentina» asumiría la transición de mando desde el Ministerio de Economía. Un rato después se supo que había pedido licencia hasta el cambio de mando. Un escape irresponsable ante un panorama económico gravísimo: el dólar, mejor dicho, los diferentes tipos de dólar, presenta una perspectiva muy complicada. Hay 30 mil millones de dólares en importaciones detenidas. 50 mil precios, muchos de artículos de primera necesidad, represados que deben ajustarse.
Una deuda publica superior a los 405.500 millones de dólares, especialmente incrementada por la administración del presidente actual Alberto Fernández. El déficit comercial de la Argentina llegó a los USD 7.400 millones en los primeros diez meses de 2023, el peor resultado de la última década, equivalente a 3 puntos del PBI; las reservas son negativas, 392,672 millones de dólares de pasivo monetario del Banco Central.
Quienes analizan este resultado electoral con categorías superadas por la realidad latinoamericana, e insisten en presentar a Milei como un «ultraderechista» enfrentado a un «progresismo», corren riesgo de equivocarse. Milei amenazó con extremismos en su campaña provocadora, pero no menos cierto es que los sectores políticos republicanos de Argentina serán los que sirvan de contención a los eventuales desbordes que quiera llevar a la práctica Milei.