El pasado domingo 29 de octubre, una hora y media después del cierre de las urnas, me pronuncié a través de mis redes sociales, aceptando con humildad los resultados de las elecciones y felicitando al Dr. Edinson Palma Jiménez por su triunfo electoral.
Asimismo, agradecí a las personas que depositaron su confianza en mí y en nuestra propuesta, recordando la frase de Jorge Luis Borges sobre la dignidad de la derrota. Sin embargo, hoy me quiero referir a otros asuntos, que con el pasar de los días, la mente y el corazón van reflexionando.
- Perder es ganar un poco
Esta frase lanzada por el entrenador Francisco Maturana en la década de los noventa, tuvo antes en Nelson Mandela su propia versión: “No pierdo, gano o aprendo”. ¿Resignación? ¿Falsa humildad? ¿Derrotismo? Nada de eso.
Sostuvimos una campaña a pulso de fe y dignidad, sin el apoyo de maquinarias políticas, con precariedad económica, enfrentando insultos rabiosos, ofrecimientos impresentables, injurias, calumnias y un sistemático ataque de bodegas y perfiles falsos.
Incluso intentaron revocar nuestra inscripción. La pregunta que queda en el aire es ¿Por qué a pesar de no ocupar las primeras posiciones en sus encuestas, nuestra candidatura resultaba tan incómoda? Buscaron nuestro apoyo y al no poder arrodillarnos, nos declararon como sus “enemigos”, según las propias palabras de un excandidato a la alcaldía.
Lo cierto, es que, con un programa y una propuesta política coherente, con transparencia y diciendo la verdad, a riesgo incluso de perder posibles apoyos o exponiendo nuestra propia integridad, arrancando con casi nada, hoy somos una fuerza política que, aunque minoritaria, es armónica, homogénea y sólida, a prueba de fuego, sin genuflexión. Por ello, me siento orgulloso de lo que hicimos, del equipo que construimos y de los mejores días que vendrán.
- La manipulación del sensacionalismo
En este debate quedó ultra comprobado el axioma del marketing político: “las elecciones las ganan las emociones, no las razones”. El Pacto por Baranoa no logró despertar los sentimientos que otras campañas sí y las razones las expondré más adelante. Lo cierto, es que, a sabiendas de este principio, hubo un despliegue de estrategias que buscaban mover las emociones de las personas, incluso ocultando apoyos, utilizando mentiras, falsas posiciones, victimización, encuestas amañadas, etc. ¿Es esto juego sucio? O es que en la política, como en la guerra y el amor ¿todo se vale? Cada uno saque sus conclusiones.
Las emociones de lástima, conmiseración y rabia fueron el propósito efectivo de una campaña que centró su relato en las dicotomías “pobres vs ricos”, “hijos del potrero vs placeros”, “resilientes vs afortunados”. Videos con fondo negro, lágrimas y hasta el uso autorizado de la imagen del difunto, fueron parte del paisaje que a la postre permitirían a una campaña usar y abusar de la victimización, incluso a la hora de responder ante los cuestionamientos válidos en su contra.
El alcantarillado que ya casi es una realidad en el municipio de Baranoa, Atlántico
A su vez, las emociones de poder, triunfalismo y contemplación fueron generadas por la campaña ganadora. Centró su relato en la inalterabilidad, en la tibieza y en los lugares comunes del que no debe arriesgar mucho, sintiéndose respaldado por una conocida trayectoria política que lo hizo puntear las encuestas de principio a fin.
Sobre seguro, marchó una campaña sin mayores sobresaltos que supo generar ese sentimiento de “ganadores” en su electorado. A pesar de no despertar pasión en gran parte de su base, finalmente el voto útil permitió su amplio triunfo electoral.
- El poder de las maquinarias
A la postre, las dos primeras votaciones correspondieron a las campañas respaldadas por las grandes estructuras y maquinarias políticas del municipio y el departamento.
La ganadora, con el respaldo de Cambio Radical, La U, Partido Conservador y la administración municipal, obtuvo en sus listas a concejo alrededor de 25 mil votos, en su mayoría aceitados como se sabe. La segunda, con el respaldo del Partido Liberal y algunas familias tradicionales de la política local y departamental, obtuvo en sus listas a concejo alrededor de 8 mil votos, en su mayoría aceitados como se sabe. Algo real, es que de la primera maquinaria se movieron alrededor de 5 mil votos hacia la segunda, en lo concerniente a sus candidatos a alcaldía.
Aunque el discurso de algunos intente ocultarlo, el poder de ambas maquinarias fue visible en toda la contienda: competían en quién tuviera más vallas y pendones, en cuál ejército de activistas profesionales era mayor, cuál con más espacios en los medios, cuál con eventos más majestuosos y costosos, cuál ofrecía y volteaba a más gente del otro lado.
Hay tres cosas que no se pueden ocultar por mucho: el amor, el humo y el dinero. Buda tenía su propia lista: El sol, la luna y la verdad. Sea que usemos el refrán popular o la sabiduría del gran buda, la conclusión es la misma.
- ¿La derrota del Pacto?
El Pacto Histórico es el peor adversario de sí mismo. En el Atlántico, en Baranoa o en cualquier lugar, da igual. La historia de canibalismo en la izquierda no es nueva, solo que esta vez se mezcló autodestructivamente con un fuerte centralismo y megalomanía.
Situaciones como el despelote en la entrega de avales, la confrontación por la candidatura a gobernación del Atlántico, la intromisión de fuerzas políticas tradicionales, la ausencia de liderazgos fuertes en las regiones, no podían sino tener consecuencias negativas en los resultados electorales. Sin embargo y a pesar de sí misma, hoy la izquierda avanzó, aunque muy tímidamente, con respecto a las anteriores elecciones regionales.
En Baranoa, la izquierda como opción colectiva reaparece en el escenario político local después de muchos años de ostracismo y marginalismo.
En 2003, como candidato del Polo Democrático Independiente, Carlos Zambrano Palacio (QED) obtuvo 8.050 votos. En 2007, Edgar Silvera Patiño (QED), por el Polo Democrático Alternativo, 3.961 votos. Hasta ahí se tuvo alguna relevancia, pues en 2011, luego de la salida de Carlos Zambrano del PDA, este partido presentó a Mario Cardozo como candidato a la alcaldía, quien luego dimitió a su aspiración. En 2015, el candidato del PDA obtuvo 338 votos. En 2019, 400 votos y la candidata de Colombia Humana–Unión Patriótica, 255 votos (655 entre los dos). En 2023, Colombia Humana obtuvo 336 votos a alcaldía y el Pacto por Baranoa, 1.631 (1.967 entre los dos).
Es una derrota, por supuesto, pero con olor a renacimiento; teniendo en cuenta además, que el suscrito, no era ni mucho menos un personaje reconocido en la vida política municipal.
Hoy tengo la tranquilidad de quien eligió el proceso y no el poder a cualquier precio. Proceso que hoy encarna un equipo decidido a consolidarse y a trabajar por Baranoa. Ya vendrán mejores tiempos, de eso no me cabe duda. ¡Lo mejor está por venir!