El lunes 18 de junio los titulares de los grandes periódicos podrán señalar que Uribe y sus dos duques fueron derrotados con contundencia por un pueblo, que supo ir más allá de los partidos y que está dispuesto a abandonar la muerte y los valores de la ignorancia, la fuerza y el desprecio por los que piensan o actúan de otra manera y sueñan hace tiempo vivir con dignidad y conocer la vida cuando se nutre de paz y de derechos. También podrán contar esos mismos medios, que los antiguos dirigentes que iban como camaleones de un grupo a otro para sacar algo a su favor han fracasado. Los votos del candidato de la nostalgia y del pasado salen de maquinarias unidas, de clientelas, de barones electorales, de chantajes a funcionarios y de dependientes laborales y en general de todas las distorsiones y torceduras a la ley juntas. Los votos de la otra Colombia salen de adentro de convicciones, sufrimientos, carencia, sueños y deseos, de movimientos, organizaciones, indiferentes, jóvenes, víctimas, inconformes y hastiados en general de tanto engaño y tantos odios que polarizan y dividen porque sí o porque no. Los medios de comunicación y los periodistas de tales medios ya no informan, tomaron partido hace tiempo, sobreviven de los presupuestos de sus patrones electorales y repiten el libreto en el que solo existe su candidato, le hacen preguntas para que se luzca con bobadas e incoherencias, adulan su trivialidad y su astucia, encuestan llamando a los que tienen internet, direct TV y viven donde nada les hace falta, le preguntan si votan por el que es o por el otro, si es por el otro borran el mensaje. No ven gente común, desprecian a esos que caminan y no tiene oficina.
Las cosas humanas están a salvo. La derrota del pasado está asegurada y las historias darán para contar que los dos duques y Uribe son parte del pasado. En tiempos distintos dos duques han adelantado la tarea de matar y rematar en el odio a este país. El primero es Iván Roberto Duque Gaviria, que de Secretario del Gobierno departamental de Boyacá en 1994, se fue a extender el pensamiento de odio y promoción del exterminio a quienes desearan un país distinto al ofrecido por las elites del despojo y la humillación. Sus ideas le valieron para lograr confederar las autodefensas, ser jefe político de los paramilitares y asesor de los hermanos castaño. Según la sentencia condenatoria de justicia y paz, participó de 844 de los 935 crímenes atribuidos al Bloque Central Bolívar y cometió al menos 108 homicidios de adversarios políticos en Caldas entre 2000 y 2005. Las víctimas coincidían con los opositores al gobierno de Uribe. “La Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá pidió a la Fiscalía investigar una serie de similitudes que encontró entre un libro escrito por el aguadeño Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Báez’, y el Plan de Desarrollo 2002-2006 Hacia un Estado Comunitario del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez” (Lapatria.com). La justicia lo condenó y derrotó su pulsión y animo de seguir matando para alentar el poder de Uribe.
Este 17 de junio, el otro Iván Duque, Duque II, con acompañamiento del mas selecto grupo de corruptos, parapolíticos, condenados y perdedores de la elección anterior, junto a clientelistas y detentadores del poder tradicional, será el derrotado en su pretensión —no suya si no de Uribe— de ser presidente de Colombia. Este Iván (Duque II) recita legalmente el libreto del mismo estado comunitario de Uribe, que al otro Duque I, recito ilegalmente, El Duque de aguadas caldas, tuvo el encargo de promover la destrucción de todas las formas de “expresión popular o social, asociaciones sindicales, juntas de acción comunal, líderes y lideresas en asuntos relacionados con restitución de tierras o derechos humanos, estudiantes, entre otros, todos ellos víctimas de una estrategia soportada en el terror como método para eliminar cualquier posibilidad de disidencia", (Tribunal superior de Bogotá, lapatria.com). El otro Duque II, tendrá vigencia hasta el 17 de junio. De Duque I, a Duque II, cambian las épocas, el líder es el mismo. El 17 de junio, los dos duques servirán para marcar el fin de la era de oscuridad y odio. La fórmula de triunfo es sencilla: entender que la democracia se hace a la luz del día, con amor por la vida (la mía y la del otro), creyendo con esperanza que habrá una Colombia Humana, necesaria para la vida y la dignidad y tener la seguridad de que el voto de cada uno, solo por esta vez tiene el mismo valor de la vida humana de cada quien.