Gustavo Petro siempre fue para Nicolás Petro una figura borrosa. Cuando nació Nicolás su papá pagaba una pena en La Picota. Cuando salió se fueron a vivir con él a Santander pero su mamá, Katia Burgos, niña bien de Córdoba, no se aguantó esa vida errante y a veces despiada de la insurgencia, de la clandestinidad. Nicolás no volvió a ver a su papá sino hasta por los años noventa cuando acababa de llegar de Europa, ya desmovilizado y después de haber cumplido una estadía de tres años en el Congreso. Lo veía porque iba a la casa de su abuela en Cajicá. Después volvió a conectarse con él cuando fue Alcalde de Bogotá pero ahí también su papá lo soltó cuando ordenó que la Fiscalía lo investigara por unos contratos irregulares.
La historia se volvió a repetir durante la campaña electoral que llevó a su papá a la presidencia.
La calma antes de la tormenta. La familia Petro reunida.
Ahora, que acaba de ser dejado en libertad con algunas condiciones, como no salir del país, Nicolás Petro se desahogó en una entrevista con la Revista Semana y afirmó que está deprimido, que tiene el corazón roto, que siente que su papá ha vuelto a abandonarlo.
“Han sido momentos muy difíciles, muy duros, los que he vivido a lo largo de este año. Ha sido un contraste porque tuve la noticia más maravillosa de mi vida, que es mi hijo, quien está por nacer, y he vivido al mismo tiempo el momento más duro, que es toda esta situación que enfrento actualmente. Lo más doloroso para mí fue lo que pasó con quienes yo consideraba que me tenían aprecio, afecto y que me dieron totalmente la espalda“.
Vicky Dávila fue la periodista encargada de desenredarle a Nicolás ese nudo que tenía en la garganta y logró sacarle una confesión: desde hace meses no se habla con su papá. Además, afirmó que él era el contacto directo del petrismo en la Costa Atlántica:
“Si hay alguien que tuvo el contacto directo con las bases del petrismo, sobre todo, en el Atlántico y parte de la región Caribe, fui yo. Si hubo alguien quien ayudó a organizar decenas de manifestaciones, fui yo. A mí eso me tiene muy triste y muy dolido, porque sentí que me utilizaron como una ficha de ajedrez y que en el momento en que ya no era útil ahí sí me dieron la espalda. Incluso, miembros de mi familia ni siquiera querían tomarse una foto conmigo porque ‘qué dirán si salgo con Nicolás Petro’. Es una situación que me tiene destrozado, triste, deprimido y, bueno, pues me toca luchar por mi hijo“.
Las revelaciones del hijo amenazan con ser un huracán para este gobierno. La tormenta apenas comienza.