Sentir cercanía, dos palabras en las que resumiría lo que es ver a Camilo en vivo. El simple hecho de estar descalzo durante dos horas, aguantar el frío y hasta suciedad de la tarima deja ver que su show, más que un espectáculo, es realmente un encuentro con su público. Sin necesidad de mucha parafernalia, con las luces suficientes y su banda de músicos, Camilo sabe perfectamente cómo hacer sentir con su voz y canciones. Su vanidad es tan escasa que no sale ni una vez del escenario, nunca se cambia de vestuario: un overol y una camiseta esqueleto son suficientes para mostrar de qué está hecho. En su primer apoteósico concierto en el Movistar Arena, el múltiple ganador del Grammy Latino demostró por qué es el mejor cantante de la actualidad.
“Esto no es un concierto cualquiera. Este es mi primer gran concierto en mi casa” fueron las primeras palabras de Camilo al subirse al escenario del Movistar Arena durante la primera fecha del artista en su país natal. Sus lágrimas, las de sus papás que estaban en primera fila, y las de los mismos asistentes hablaban por sí solas; los comentarios y hasta las cosas que sus detractores no son capaces de ver en él quedaron atrás: el mismo niño que ganó Factor Xs hace 14 años llenó el Movistar Arena completo, dos veces, y fue éxito en taquillas durante su gira por Europa y Estados Unidos.
Después de una larga lista de teloneros, Camilo salió a las nueve de la noche. Sus papás llegaron diez minutos antes de iniciar el show a los asientos que tenían separados en primera fila, exactamente al frente donde esperaba el micrófono de Camilo y saludaron con una sonrisa en la cara a los asistentes; la reacción de todos fue como si hubieran visto al mismo paisa en persona. En ambas esquinas del escenario había dos luces con la forma insignia de La Tribu, que la presencia del cantante completaba perfectamente todo el cuadro.
“Hoy oficialmente se levantan al mismo tiempo mis manos y sus manos” dijo el cantante para referirse al nombre de su gira y álbum Mis manos tour. Solo hasta que se tiene en frente, se logra entender la ideología de Camilo al andar descalzo en sus conciertos: sentir. Más allá de la suciedad o incluso asco que pueda generarle a muchos, el paisa criado en Montería se enfrasca en sentir lo más que pueda de su público, la emoción y sus canciones.
Contrario a la envidia o hasta rechazo de muchos colombianos hacia él, Camilo no deja de demostrar su orgullo por su país. A su país lo recuerda en cada continente que pisa, le debe todo lo que es y hasta lo considera una bendición. “Estoy hoy para celebrar con mi familia aquí en mi casa todo lo que hemos cosechado. Gracias por estar aquí conmigo” una despedida que quedará marcada en los corazones de todos los que asistimos y que realmente sí valoramos su talento y todo lo que él significa.
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