En la mañana de junio 28, 2009, junto con unos amigos canadienses recibimos una llamada impactante de la gobernación de Atlantida, Honduras, "El presidente Zelaya ha sido secuestrado por el Ejército, y no sabemos qué va a pasar, es mejor que se vayan del país".
Esa mañana nos preparábamos para trabajar como observadores internacionales en el plebiscito Cuarta Urna propuesto por el gobierno del presidente Manuel Zelaya, y el cual pretendía convocar una Asamblea Constituyente que modernizaría la carta magna de Honduras de 1982, la cual fue adscrita bajo la dictadura de Policarpo Paz García. En ese tiempo, los Estados Unidos ejercían una gran influencia en el país, el cual verdaderamente veían como su patio trasero, y desde donde se ejecutó la contrarrevolución contra el gobierno Sandinista de Nicaragua.
El día antes del golpe recuerdo ver al general golpista Romeo Vasquez Velazques – egresado de la infame Escuela de las Américas – salir en televisión diciendo que, "no abría una disrupción de la democracia en Honduras", y menos de 24 horas después el ejército exilio a Costa Rica al presidente Zelaya.
Nos encontrábamos entonces junto con mochileros de varias partes del mundo, en una situación muy tensa y totalmente inestable a donde el Ejército se tomó las calles del país y las noticias pro-golpistas decían en la radio que el golpe había sido muy bien visto por la comunidad internacional. Sin embargo América Latina unió su voz en desacuerdo al golpe militar y bajo el liderazgo de Brasil y Venezuela se condenó en casi todo el mundo (con excepción de EEUU y Canadá) este acto que recordaba a los golpes militares de los años 60 y 70.
Después de tres días bajo toque de queda, pudimos salir del país hacia El Salvador desde donde observamos la situación deteriorarse para los movimientos sociales que apoyaba a Zelaya y cuyas manifestaciones contra el golpe fueron aplastadas a la fuerza.
Este video fue tomado el mismo día del golpe en Progreso, Honduras y se puede observar la presencia militar alrededor de los manifestantes
Los elementos más retrogradas de la guerra fría volvieron a salir a la luz con este golpe militar y desde Washington los ¨halcones republicanos¨ junto con los empresarios más ricos de Honduras empezaron una campaña apologista hacia el golpe, argumentando que Zelaya merecía ser expulsado porque quería imponer una dictadura comunista al estilo de Chávez en Venezuela.
Pero Mel Zelaya no era el típico "dictador"; Zelaya era uno de los hombres más ricos de Honduras, quien hizo su dinero en ganadería y agricultura. Fue dirigente empresarial de las asociaciones de comercio más grandes de este país. Y fue elegido presidente con en el aval del partido Liberal, un partido de centro derecha, en un Estado en el que el bipartidismo aseguraba el estatus quo de las familias más poderosas.
El pecado que le cobraron a Zelaya fue traicionar a su clase al aliarse con los más pobres e históricamente explotados, lo cual lo convirtió en el enemigo número uno de la oligarquía y del fundamentalismo cristiano (que abarca una gran parte de la población). Otros "pecados" de Zelaya en sus cortos tres años de gobierno son: mejorar los indicadores de inflación de los últimos 16 años, incrementar el salario mínimo en un 60%, mejorar los programas de protección de los bosques de la región Mosquitia (una de las reservas naturales e indígenas más grandes de Centro América), integrar el país a PetroCaribe y el ALBA, una alianza que redujo los precios de los combustibles y subsidió varios programas sociales, recuperó empresas publicas que estaban en banca rota y extendió el programa de seguridad social, entre otros.
Se podría decir que Zelaya era un social demócrata, más que un dictador "petite", que intento crear un estado un poco más justo en un país donde 70% de la población vive en estado de pobreza, pero donde siete familias controlan 40% de la economía del país.
Tras el golpe de Estado, Honduras se convirtió en uno de los países más peligrosos para ser activista político y de derechos humanos, compitiendo por desplazar a países como Colombia de ese trágico ranking. Desde el golpe se han reportaron más de 300 asesinatos extrajudiciales de civiles por parte del Estado, al igual que 34 desapariciones y asesinatos de miembros del movimiento políticos de oposición, y 13 asesinatos de periodistas según el Comité para la Protección de Periodistas.
También se han presentado más de 100 asesinatos selectivos de activistas campesinos que luchan por la defensa de sus territorios contra los mega proyectos que entraron en furor desde que el gobierno ilegitimo de Pepe Lobo impulsó la campaña de relaciones públicas, Honduras Open for Business. Esta campaña reunió a inversionistas de 55 países para invertir la industrias de la minería, turismo, represas, maquilas, y en el proyecto neoliberal más escandaloso de las últimas décadas, las llamadas Ciudades Modelo. Este último es como el "sueño húmedo" para Neoliberales. En este prototipo de Ciudad Zona Franca las leyes laborales, tributarias, judiciales o cualquier tipo ley soberana no aplicarían, y hasta los inversionistas se podrían mudar y vivir dentro de ellas, para ser protegidos por firmas de seguridad privadas contra amenazas indeseadas, como los habitantes del país donde han sido creadas. Esta reunión contó con la presencia de lideres de poca fibra moral como Carlos Slim, Álvaro Uribe y Paul Romer, el arquitecto de las Ciudades Modelo.
Con las cifras de homicidio per cápita más altas del mundo (Sí, más altas que Venezuela y Afganistán), Honduras no solamente ha invitado inversionistas extranjeros, pero también ahora hacen presencia carteles Mexicanos que operan impunemente por todo el país y los cuales controlan a las Maras (pandillas Centro Americanas). Estos se han convertido en la justificación perfecta para el continuo apoyo militar de Estados Unidos, lo cual termina en desgracias como la masacre de Mosquitia, donde campesinos tildados de narcotraficantes fueron acribillados desde un helicóptero Black Hawk manejado por militares hondureños pero que dirigían entrenadores de la DEA. La situación en Honduras solo empeora cuando un grupo de trabajó de la Naciones Unidas reporta la presencia de Paramilitares Colombianos contratados para proteger fincas, y plantaciones de palma africana de las familias más ricas de Honduras.
La situación de violación a los derechos humanos nunca había sido tan trágica en Honduras desde los años 80 cuando se libraba la guerra sucia en Centro América, pero se intensifica con la presencia de multinacionales extractivitas, el narcotráfico y la intervención militar gringa.
Pero de las cenizas de la democracia que dejó el golpe militar, nació un movimiento social y político que sorprendió a los golpistas cuando cantaban triunfo. Al verse reprimidos por la fuerza del Estado ilegitimo que les quitó su líder y sus derechos a la protesta, la alianza de movimientos sociales que apoyaban al presidente Zelaya, conocido como el Frente Nacional de Resistencia Popular, paso una iniciativa dentro de su asamblea para crear una fuerza política que pudiera competir con los partidos tradicionales Hondureños que apoyaron el golpe de Estado. Se dio entonces en el 2011 el nacimiento del partido Libertad y Renovación o Partido LIBRE, en cual reúne la tercera fuerza política más grande del país, y es constituido por sindicatos, organizaciones campesinas e indígenas, estudiantes, el movimiento LGTBI, organizaciones de mujeres, intelectuales, y las fuerzas progresistas disidentes del partido Liberal. El partido LIBRE bajo consenso escogió como su candidata presidencial a Xiomara Castro, la esposa del expresidente Zelaya, quien desde el golpe militar contra su esposo se convirtió en una figura de unidad y liderazgo entre los movimientos sociales. Y aunque se cree que el apoyo de Castro viene exclusivamente de su esposo, ella ha demostrado ser una lideresa imponente, carismática y con poder de convocatoria, que en las últimas semanas ha movilizado a cientos de miles de personas a las calles.
El partido LIBRE tiene como visión renovar el Estado Hondureño el cual dicen que por culpa del capitalismo neoliberal, ¨hundieron al país en la miseria y la dependencia económica, destruyeron la producción nacional, endeudaron al Estado hasta llevarlo a la servidumbre, cerraron los espacios políticos a la participación del pueblo y generaron una crisis social sin precedentes en la historia¨.
Para contrarrestar este empobrecimiento democrático el partido LIBRE tiene una agenda de lineamientos de transformación de diez puntos la cual comienza con la todavía controversial, o revolucionaria, idea de ordenar a una Asamblea Nacional Constituyente que sea incluyente y participativa. Otros de los lineamientos importantes son la Transformación Agraria y de Soberanía Alimentaria, La protección y promoción de los derechos humanos, económicos, sociales, y culturales, La integración regional Latinoamericana, y el fortalecimiento de organizaciones comunitarias y populares, entre otras.
Sobra decir que muchos de estos puntos han sido la base fundamental de varios gobiernos de izquierda que han gobernado o están gobernando exitosamente en Latinoamérica.
Un triunfo para América Latina
El Golpe de Estado en Honduras en 2009 no fue solo un golpe contra el pueblo Hondureño pero fue un golpe contra la democracia en América Latina. Los retardatarios de la oligarquía Hondureña, y sus aliados en Washington y Colombia intentaron mantenernos en el siglo pasado con su estrategia golpista de miedo y brutalidad.
El ejemplo que nos da el pueblo Hondureño, tras el sufrimiento de los últimos años, es el mensaje de que por medio de la organización y movilización pacífica, los pueblos de América Latina tienen la oportunidad real de gobernar.
Un triunfo del Frente Nacional de Resistencia Popular, sería un triunfo para todas y todos en nuestra región, donde cada vez más y más se da la transformación política para las mayorías. Para los que han sido excluidos. Para los que se les niega el poder.
Es ahora nuestro turno de estar vigilantes para que se respete el proceso electoral porque en las últimas horas, mientras escribo este artículo se han reportado irregularidades, y amenazas a candidatos, observadores internacionales, y electores.
Pilas con lo que pasa en Honduras, porque ya nos ha pasado aquí en Colombia.
(Fuerzas de seguridad del estado intimidan a observadores internacionales, foto tomada sábado Nov. 22, 2013)
Nota: Para Berta Cáceres, dirigente indígena del COPINH, organización de Indígena Lenca de Honduras, quien fue encarcelada por defender su territorio contra un proyecto hidroeléctrico, y para todas las personas que conocimos en Honduras y que no están ahora con nosotros.