La democracia colombiana (entre la jungla de Juanito Alimaña y Pedro Navaja)

La democracia colombiana (entre la jungla de Juanito Alimaña y Pedro Navaja)

Hemos presenciado la relación entre los Juanito Alimaña y Pedro Navaja de turno, y cómo esta simbiosis ha impactado en el desarrollo del país

Por: Fernando De Jesús Franco Cuartas
junio 19, 2024
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La democracia colombiana (entre la jungla de Juanito Alimaña y Pedro Navaja)

Las figuras de Juanito Alimaña y Pedro Navaja, icónicos personajes del género musical de la salsa, han trascendido este ámbito popular urbano para convertirse en potentes metáforas que describen, con cruda ironía y crítica social, la realidad de muchos personajes y políticos colombianos. A través de un análisis detallado de sus características y acciones, podemos establecer paralelismos con las prácticas corruptas y nocivas que, lamentablemente, imperan en la esfera privada y política del país.

Juanito Alimaña, El Mañoso y Oportunista, interpretado magistralmente por Héctor Lavoe, canción de la salsa que cuenta las peripecias que se viven en el denominado “mundo de la calle”, un mundo que en ocasiones funciona con base en reglas informales que, a veces, no guardan estrecha conexión con las normas legalmente establecidas, por decir, con el Estado Social de Derecho de los colombianos; encarna la astucia y la viveza del politiquero que se aprovecha de las circunstancias para sacar provecho personal. Su accionar se caracteriza por la falta de escrúpulos y la búsqueda constante de réditos materiales, económicos o de poder, sin importar las consecuencias negativas que esto pueda generar para la sociedad.

Por su lado, Pedro Navaja, del cantautor panameño Rubén Blades, el Violento e Implacable, interpretado, entre otros por Ismael Rivera, representa la faceta más cruda y violenta del poder político. Su figura evoca la imagen del político despiadado que utiliza la fuerza y la intimidación por medio de los aparatos ideológicos y de difusión comerciales para imponer su voluntad y eliminar a sus oponentes, como es el caso de la ultraderecha colombiana. La letra de la canción describe con crudeza las atrocidades que comete este personaje, simbolizando la corrupción y la violencia que han marcado la historia política de Colombia desde masacres hasta falsos positivos en el campo militar y los falsos testigos en los procesos y estrados judiciales.

Al comparar a Juanito Alimaña y Pedro Navaja con los políticos colombianos, como Metáfora, se establece una crítica mordaz a las prácticas corruptas y antiéticas que, a menudo, han caracterizado a estos personajes públicos de la vida nacional. La astucia y el oportunismo de Juanito Alimaña reflejan la manera en que algunos políticos (Alcaldes, Gobernadores, concejales, diputados, ministros y servidores públicos) buscan enriquecerse a costa del bienestar del pueblo, basta con mirar los “sobrecostos” en la contratación del Programa de Alimentación Escolar (PAE) el cual constituye una iniciativa esencial para el desarrollo integral de la niñez y adolescencia en Colombia (fiscalia.gov.co, 2024).

En línea con la corrupción del PAE, está el caso de los exdirectivos de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Olmedo López y Sneyder Pinilla; “la Fiscalía General de la Nación llevará hasta sus últimas consecuencias el proceso penal contra todos los involucrados en este inaceptable acto de corrupción, ya se trate de particulares o de altos servidores del Estado afirmó la fiscal actual” (Camargo Garzón, 2024).

Podríamos imaginar que Juanito Alimaña, es un estudiante proveniente, en promedio, de una familia de clase media, simboliza a la élite política colombiana, caracterizada por su origen privilegiado, su acceso al poder y su capacidad de manipulación, como es el caso del exsenador Julián Bedoya Pulgarín, que enfrenta un proceso disciplinario en la Procuraduría y llamado a declarar en la Fiscalía, por obtener su título de abogado de la Universidad de Medellín, de manera inusualmente rápida. Al igual que Juanito, que utiliza su astucia y su posición social para obtener lo que desea, los políticos colombianos suelen emplear su influencia y recursos para favorecer sus propios intereses.

“El excongresista Bedoya Pulgarín del Partido Liberal tendrá que vencer en juicio la hipótesis de la Fiscalía General, que lo acusa de los delitos de falsedad en documento privado, falsedad ideológica en documento privado y fraude procesal; por los mismos hechos, el pasado 3 de mayo de 2024 el Tribunal Superior de Medellín condenó al ex rector de la Universidad de Medellín Néstor de Jesús Hincapié Vargas, la ex secretaria de la facultad Yolanda Cossio Rincón, el ex secretario académico de la Universidad de Medellín Juan Felipe Hernández Giraldo, y los docentes Saúl Alonso Benítez Urrego, Jhon Mario Ferrer Murillo, Julián Orlando Rendón Toro, y Juan Carlos Hoyos Loaiza, ¡Qué vergüenza planetaria para la institución educativa del país! (SIC), como autores e intervinientes del delito de falsedad ideológica en documento público respectivamente” (elespectador.com, 2024)

Mientras que la violencia y la implacabilidad de Pedro Navaja simbolizan el uso de la fuerza y la intimidación para silenciar o eliminar a quienes se oponen a sus intereses, como son los asesinatos de líderes sociales a lo largo y ancho de la geografía nacional y defensores de derechos humanos y firmantes de acuerdo de la Habana, que según el último informe de Indepaz (indepaz.org.co, 2024), en lo que va de 2024, 75 líderes han sido asesinados.

Pedro Navaja, un muchacho de origen humilde que se convierte en líder de una banda de delincuentes, simboliza a los grupos económicos emergentes colombianos, caracterizados por su ascenso meteórico dada la sobreexplotación del trabajador, su control sobre sectores clave de la economía y su uso de métodos cuestionables para alcanzar sus objetivos. Al igual que Pedro Navaja, que utiliza la violencia y la intimidación para imponer su dominio, los grupos económicos colombianos suelen emplear prácticas anticompetitivas, la evasión de impuestos y la corrupción para obtener ventajas sobre sus competidores y maximizar sus ganancias al lograr menos costos bajo la estructura de contratos de trabajo por servicios, no afiliación a la seguridad social ni pago de prestaciones sociales, y la increíble jornada laboral diurna de 6:00 a 10:00p.m, en contravía del giro copernicano, e instaurada por la ley 50 de 1990 bajo la ponencia  del innombrable expresidente de la república.

Colombia ha presenciado diversos casos que ilustran la estrecha relación entre los Juanito Alimaña y Pedro Navaja de turno, y cómo esta simbiosis ha impactado negativamente el desarrollo del país. A continuación, algunas referencias de facto: Escándalo de la parapolítica. A principios del siglo XXI, se reveló que varios congresistas colombianos habían establecido nexos con grupos paramilitares para obtener apoyo en sus campañas electorales y garantizar sus intereses políticos. Este escándalo puso de manifiesto la profunda corrupción que permeaba el sistema político colombiano y la influencia que ejercen los grupos armados ilegales sobre el poder. Concesiones mineras y ambientales. En los últimos años, se han denunciado diversas irregularidades en la adjudicación de concesiones mineras y ambientales a empresas con vínculos con políticos influyentes. Estas prácticas han generado un grave impacto ambiental y social, además de alimentar la corrupción y la impunidad.

En el terreno concreto de la acción política, la Financiación de campañas electorales, las empresas privadas, especialmente aquellas pertenecientes a sectores económicos poderosos, suelen realizar importantes aportes a las campañas electorales de los candidatos políticos. Esta práctica genera una dependencia de los políticos hacia los intereses económicos, lo que puede llevar a la toma de decisiones que favorecen a estas empresas en detrimento del bienestar general. Caso Odebrecht (2016-presente). La empresa brasileña Odebrecht confesó haber pagado sobornos a políticos en varios países de América Latina, incluyendo Colombia, para obtener contratos de obras públicas. Influencia en la legislación y lawfare. Los grupos económicos han presionado para que se aprueben leyes que favorecen sus intereses, a menudo en detrimento del bienestar general de la población.

Pero para muchos analistas, el Presidente Petro se está enfrentando a un lawfare por parte de la muy organizada élite política y económica a la cual se opuso, que están usando las acusaciones como cortina de humo para evitar que sus importantes reformas progresistas (Salud, Laboral, Educativa y Pensional) sean aprobadas. La constante campaña de desprestigio que los medios hegemónicos comerciales en manos de grandes familias con grandes intereses han sido determinantes para marcar la agenda política.

El caso de la concentración de la tierra. Un pequeño grupo de familias posee la mayor parte (54%) de la tierra en Colombia de un total de 114 millones de hectáreas, donde el 1% de los mayores propietarios posee el 46.13% del área rural de predios privados (Igac, 2023) lo que ha generado una gran desigualdad y pobreza en el campo. Esta concentración de la tierra ha sido exacerbada por la violencia y el desplazamiento forzado hacia los cuatro centros urbanos del país sembrando el terreno para el devenir de futuros Juanito Alimaña y Pedro Navaja barriales en los grandes hacinamientos en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.

La metáfora de Juanito Alimaña y Pedro Navaja como representación del politiquero colombiano, y factores clave para la democracia, no solo es una crítica social, sino también un llamado a la reflexión, análisis y a la acción pública a través de la pedagogía para dar puntadas, enlazar y tejer palabras con la esperanza de aportar en la construcción social del Estado colombiano desde la justicia económica sin exclusión de naturaleza alguna. Es una invitación a reconocer y rechazar las prácticas corruptas que han minado la confianza entre los ciudadanos y las instituciones y han obstaculizado el crecimiento y sobre todo el desarrollo de los sujetos portadores de derechos civiles, políticos, ideológicos, culturales, sexuales, religiosos, entre otros.

Estos personajes inmortalizados en el género musical de la salsa, a pesar de su naturaleza ficticia, sirven como un espejo que refleja la oscura realidad de la corrupción, la cultura del dinero fácil y la violencia en la política colombiana.

Su análisis nos permite comprender las raíces de estos problemas y nos impulsa a buscar soluciones que promuevan la transparencia de las instituciones, la formación en valores, la ética y el bienestar común en la esfera política del país como efecto espejo de la célula básica de la sociedad, la familia, en un mundo global en pleno cambio de las estructuras institucionales. Esta metáfora es una forma sutil de analizar la compleja relación entre sujetos bajo la misma identidad como colombianos, pero, ante la realidad divergente de la esencia humana, donde se destaca la astucia y el poder que ejercen tanto los políticos como los grupos económicos, y cómo estos dos actores se interrelacionan para obtener beneficios mutuos.

En correlato, el gobierno que aspire a realizar reformas estructurales como el actual gobierno de Gustavo Petro, quien llegó a la casa de Nariño sin el aval de la oligarquía colombiana, tiene como reto la jungla en poder de Juanito Alimaña y Pedro Navaja actuando a favor de los intereses de los grupos económicos, y sus élites respectivas, para perpetuar las condiciones de entropía, que les garantice el statu quo desde la colonia.

Por esto,  el proyecto de ley estatutaria del derecho fundamental a la educación, tiene que cerrar toda posibilidad al nefasto relato neoliberal  privatizador de la Escuela para reeducar a los Juanito Alimaña y Pedro Navaja bajo la pedagogía de la formación profesional integral en los campus del saber, donde  la construcción del conocimiento consulte las necesidades territoriales de la Colombia mayoritariamente rural y escasamente urbana, sobre las lógicas de la productividad y rendimiento del capital privado apéndice de las finanzas internacionales falacia de la narrativa del capitalismo rabioso sin sentimientos excluyente, y acumulando en pocas personas, la riqueza de la nación y del pueblo trabajador colombiano.

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