No sé qué puede ser peor si la frialdad con que la sociedad entera es testigo de la degradación en la que han caído las barras de los equipos de fútbol en Colombia y no se mueve o no hace nada para que esto mejore, o la manera como las autoridades asumen el tema.
Lo anterior lo digo porque para nadie ha sido un secreto el que los enfrentamientos entre los hinchas de los equipos de fútbol, ya no se den en los estadios ni sus alrededores, sino en los barrios de las diferentes localidades, en este caso de Bogotá. Este hecho lo sabe la comunidad y lo saben las mismas autoridades, y por la reacción de ambos actores, parecería que se tienen que enfrentar a un hecho totalmente nuevo que los toma por sorpresa, algo que evidentemente no lo es.
Por lo anterior considero que las autoridades tanto de policía como del distrito deberían ganarse el Premio Nacional al Cinismo, porque no se entiende cómo es que sabiendo y siendo consciente de los constantes enfrentamientos que a diario se dan entre los integrantes de los Comandos Azules (barra de Millonarios), la Guardia Roja (barra del Santa Fé) y los del Sur (barra del Nacional), con el silencio cómplice de la comunidad, hayan permitido que el nivel de violencia llegara al extremo de asesinar personas solo porque llevan puesta la camiseta de otro equipo de fútbol.
Muy cierto es que dentro de este fenómeno existe un problema de exclusión social, falta de oportunidades laborales y de educación, y yo pregunto ¿Qué han hecho las autoridades para mitigar este problema?; ¿Podrán pensar en medidas alternativas más allá del simple carcelazo para quienes generan desordenes y desmanes motivados por la adrenalina que causa la pasión por el fútbol?; ¿Es posible que los Clubes de fútbol cumplan con la responsabilidad social que tienen, pensando en soluciones que comprometan al joven con su comunidad y no limitarse a regalar entradas al estadio?
También es cierto, que por lo grande de esa exclusión social que existe no solo en Bogotá, sino en todas las ciudades del país, un actor se coló en medio y ha hecho de estos grupos su mercado por excelencia, el mal llamado “microtráfico de drogas”, que los penetró, aprovechándose del que, de manera individual se venden y se compran dosis mínima de consumo al menudeo. No sería nada extraño que el tráfico de armas también haga presencia en ellos, y pregunto entonces, ¿Qué han hecho las autoridades y los clubes de fútbol para disminuir este problema?. La respuesta es muy sencilla, nada, porque han creído de manera “bastante equivocada” que con repartir entradas a los estadios, patrocinar camisetas y banderas, es suficiente para que la violencia se disminuya.
Desafortunadamente quien tuvo que pagar los platos rotos de la falta de atención de las autoridades nacionales, distritales y de los clubes, son las familias de los jóvenes y personas recientemente asesinadas en Bogotá, entre ellos Pedro Contreras padre de David Contreras, miembros de la familia Contreras residentes en la localidad de Kennedy, para quienes envío mis más sentidas condolencias, por ser personas a las que conozco y de quienes doy fe de su comportamiento ejemplar.
Vaya uno a saber, si en las otras ciudades del país, no existen otros casos , que al día de hoy no se han hecho visibles. Ojalá que no, aunque lo dudo, porque es tanta la degradación social que existe al interior de estos grupos, que no resultaría nada extraño que los enfrentamientos no hayan cesado.
Angelo Gravier
Presidente
Junta Administradora Local de Kennedy
