La misma semana en la que aseguró que al gobierno Petro le quedó grande el tema de la seguridad y en la que criticó fuertemente la ‘paz total’, el cordobés Carlos Camargo Assis volvió a estar en boca de todos, pero, esta vez fue por una excentricidad de la entidad que dirige, la Defensoría del Pueblo, la cual pagó cerca de $ 1.000 millones para poner un gimnasio en sus instalaciones.
Esta decisión se tomó después de recibir los resultados de un informe de diagnóstico en salud empresarial que llevó a cabo Evalúa Salud I.P.S. y para el cual tuvieron que desembolsar más de $ 200 millones. Este evidenció que, por lo general, los funcionarios de la Defensoría del Pueblo están graves en lo que refiere a actividad física y al famoso índice de masa corporal (IMC), una medida que asocia el peso y la talla de las personas y con la cual se puede determinar si se sufre de obesidad.
Entre otras cosas, se encontró que el 38,7% de los 462 trabajadores evaluados tiene sobrepeso y que otro 14% tiene obesidad. Además, el 78 % no realiza ninguna actividad física en su vida cotidiana.
Ante el alto nivel de sedentarismo en la entidad, se pusieron manos a la obra para instalar un gimnasio en el que los funcionarios pudieran hacer ejercicio y no escatimaron. En total cotizaron con tres empresas, cada una de las cuales les cobraba cerca de $ 900 millones por los equipos y, aunque terminaron quedándose con la que cobraba más barato de las tres, escogieron las máquinas más caras.
La elegida fue Evolution Fitness Corporation, una empresa con más de 30 años de experiencia en el comercio al por menor de artículos deportivos. El contrato se firmó por $ 899 mil millones e incluye cuatro trotadoras, cada una de $ 46.299.900; tres bicicletas de spinning, cada una por $ 16.899.900, etc. Aunque los precios parecen elevados, desde la entidad aseguran que “se cumplieron todos los requisitos jurídicos”.
Parte de la crítica que ha recibido la entidad va dirigida a que esto solo beneficiará a su sede principal en Bogotá, mientras que algunas regionales como la de Chocó no cuentan con insumos.
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