Con solo 22 años, Ana del Castillo ha hecho una carrera a pulso gracias a su voz y carisma en tarima. Algunos fanáticos del vallenato inclusive la comparan con leyendas del genero como Patricia Teherán e inclusive aseguran que es la nueva versión femenina de El Cacique de la Junta. Es indudable el talento de Ana del Castillo que con solo 9 años se dio a conocer por primera vez en el Factor XS del Canal RCN cantando por primera vez antes las cámaras una canción cristiana. Hoy, Ana es la responsable de llenar estadios y hasta salas virtuales dada la pandemia, su futuro es prometedor y leyendas como Iván Villazón, Jorge Oñate (q.e.p.d) y Silvestre Dangond se la pelean para sus conciertos.
Una carrera impecable que se ha visto opacada por los escándalos que Ana del Castillo protagoniza casi que a diario. En cuarentena transmitía por Instagram sus descomunales borracheras, sin medir sus acciones. Desafió a la policía, peleó con sus vecinos que ya no soportaban sus fiestas de 7 días seguidos y en una ocasión se agarró con el personal médico de un hospital de Valledupar por que no le permitieron la entrada para visitar a un amigo suyo que estaba interno en UCI por coronavirus.
Sin embargo, este año Ana se había mantenido alejado del drama, cansada de los escándalos y ser titular de la prensa nacional, estaba decidida a recomponer su vida. Había encontrado un nuevo amor y quería debutar en la música con un sencillo de su autoría que tuviera el mismo éxito del de sus colega, una especie de La Colegiala de Silvestre Dangond. Sus buenos deseos parece que no le duraron, Ana del Castillo ha vuelto a recaer en la rumba y el alcohol sin control. Luego de cantar en una fiesta privada en Bogotá, tomar hasta el amanecer, aterrizó en Cartagena para amenizar la fiesta de cumpleaños de un reconocido cirujano plástico de la región. Ana compartió tarima con Tito el Bambino.
Su siguiente parada fue en la Guajira en el municipio de Fonseca. Borracha y trasnochada, Ana del Castillo se le fue la voz en un concierto en donde brilló por su reprochable actitud más que por su talento. Se desnudó en plena tarima dejando al aire sus glúteos y besó a un fanático. Las descomunales borracheras de Ana del Castillo regresaron, crónica de una muerte anunciada.
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