La danza de los ministros de Ambiente y Minas alrededor del fracking

La danza de los ministros de Ambiente y Minas alrededor del fracking

"No anuncian las posibles afectaciones ambientales de esta técnica de explotación no tradicional de hidrocarburos, sino que apelan a temas técnicos"

Por: Jorge Enrique Van Epps Duar
agosto 16, 2018
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La danza de los ministros de Ambiente y Minas alrededor del fracking
Foto: Twitter @MinMinas / Pixabay

Los nuevos ministros comienzan a mostrar la cara de la política del gobierno de Iván Duque; entrevista, correrías mediáticas y hasta en eventos públicos expresan la esencia de la nueva política nacional. Dos en particular han dado declaraciones frente al tema de fracturación hidráulica para extracción no convencional de hidrocarburos (petróleo y gas), llamado fracking en inglés. La ministra de Minas y Energías, María Fernanda Suárez, y el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo Lozano Picón, han manejado un discurso amparado en el tecnicismo con visos conservacionistas, pero sin una posición clara frente al tema. En cierta medida están danzando con la idea de implementar el fracking desdibujando los impactos ambientales para Colombia.

Pues bien, el fracking es encauzar o inyectar altos niveles de agua en el subsuelo para que las rocas que obstruyen el paso hacía el gas o al petróleo se fracturen y puedan permitir la salida de estos hidrocarburos. Aparte del uso excesivo de agua para esta técnica de perforación, están las mezclas de químicos que se usan para facilitar la fracturación del sustrato rocoso, lo cual genera posible contaminación directa en acuíferos y fuentes hídricas (ríos, ciénagas, lagunas, etc.).

Esta aclaración es importante porque ya se escuchan voces donde se expresa que la crítica hacia el fracking parte de ideas emocionales y la tal disyuntiva entre agua e hidrocarburos es posiblemente una falacia (Portafolio, El fracking: ¿vuelve y juega?), cuando la misma técnica en sí se desarrolla desde una pérdida sistemática y estructural del recurso hídrico.

Sin embargo, las posiciones de los ministros frente al tema son mucho más preocupantes, ya que por principio no anuncian las posibles afectaciones ambientales de esta técnica de explotación no tradicional de hidrocarburos, sino que apelan a temas técnicos y desconocen —o por omisión no validan— la iniciativa social de prohibir el fracking en Colombia.

En la entrevista desarrollada con Julio Sánchez Cristo en La W, el ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, expuso la visión institucional frente al tema: “el ministerio de ambiente es garante, su función es orientar para que el desarrollo económico, en este caso el desarrollo del sector energético de minas e hidrocarburos, se haga de una manera responsable […] Que sus actividades no vayan en contra de la garantía misma de los servicios y los bienes que ofrecen los ecosistemas, no vaya en contra de las comunidades, no vaya afectar a la sociedad”.

Además, apelando a procesos de validación técnico-institucional afirma el ministro: “Lo que haríamos es revisar de una manera independiente el tema de los proyectos [de hidrocarburos],  desde sus inicios ya tengan esa claridad sobre estos principios que nosotros necesitamos que tiene el ministerio y en el ANLA [Autoridad Nacional de Licencias Ambientales], ya vengan incluidos no; entonces esa situación de ya tener proyectos del inicio, desde su propia etapa de factibilidad, nosotros al tener más claridad sobre si esa información está completa, si esa información le falta más investigación, si esa información que nos están entregando necesitamos tener más profesionales; tenemos que estar muy fortalecidos y seguros de que estas decisiones no vayan afectar a la comunidad no”.

En prensa escrita, en El Espectador, la ministra de Minas María Fernanda Suárez, aseguró: “Quiero tener una conversación educada y seria, y voy a trabajar en equipo con el ministro de Ambiente, y mi trabajo comienza por convencer al presidente Duque de que el fracking se puede hacer de manera responsable y segura. […] Lo que él tiene como prioridad es asegurar que cualquier decisión que tomemos tenga absoluta responsabilidad con el medio ambiente y que no se pongan en riesgo las fuentes hídricas”.

Ambos ministros apelan a nociones de conservación y respeto por las comunidades, pero son un juego de palabras que a la final terminan validando la implementación del fracking; nutren el discurso con procesos técnicos y conceptos que sirven de bálsamo, como expresar que esta técnica de explotación se puede hacer “de una manera responsable”, algo que en esencia es un absurdo porque no hay algo menos responsable con el medio ambiente que incentivar una práctica  destructiva con el entorno hídrico.

En medio de esta danza de palabras y buenas intenciones, los ministros tienden a desconocer procesos importantes sobre el tema: el proyecto piloto de implementación de fracking desarrollado en San Martín, Cesar, ya reporta desde el mes de marzo denuncias ciudadanas por contaminación en las aguas alrededor del proyecto (revista Semana). Organizaciones sociales y congresistas de diferentes partidos radicaron proyecto de ley en el Senado para prohibir esta técnica de extracción no convencional de hidrocarburos en todo el país, liderado por el movimiento Alianza Colombia Libre de Fracking; algo que viene en concordancia con posiciones de líderes locales para frenar esta técnica en sus territorios, como el gobernador de Boyacá Carlos Andrés Amaya (revista Semana).

Retomando el discurso de la ministra de Ambiente, María Fernanda Suárez, dándole un giro de enfoque, se encuentran soluciones tangibles ante la dependencia con los hidrocarburos: “es importante entender la transición que tenemos que dar en la matriz energética. El mundo va a cambiar, el mundo se está moviendo hacía energía más limpia, y tenemos que trabajar en esa vía. El compromiso con el cuidado del medio ambiente y con el cambio climático” (revista Semana). Por lo cual el tiempo que nos queda de uso de hidrocarburos se debe aprovechar no tanto en maximizar estos recursos, sino enfatizar en los procesos de transición hacia energías renovables, en desmitificar el alto valor que se le da a la inversión extranjera, a las multinacionales, sino elevar la confianza a las iniciativas de desarrollo local, crear emprendimiento con alternativas energéticas, utilizando y apoyando la creatividad de todos los colombianos para que se conviertan en líderes del desarrollo fuertemente cimentados con principios de conservación.

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