La mayoría de las veces me gustaría que mis palabras no me hicieran quedar como el más apátrida de todos y no herir ese “sentimiento” colombiano que todos llevan por dentro y que sale a relucir en todas las fiestas populares, pero que el 20 de Julio está más escondido que el control remoto un sábado por la noche.
Y es que esto que llamamos cultura y “sentimiento patrio” no me termina de cuadrar, sobre todo cuando los gobiernos tienen esas prioridades tan claras que “afectar” las manifestaciones culturales del pueblo casi nunca es una opción.
Yo sinceramente pienso que los barranquilleros deberían dejar de poner el carnaval como una excusa para no trabajar durante casi una semana entera… O será que ellos creen que mientras se lee el famoso “Bando” el clima está buscando la manera de compadecerse para que en el próximo invierno no se les inunde la ciudad.
O bueno, no vayamos más lejos… Tomemos como ejemplo a la ciudad de la eterna primavera: Medellín… La de los alumbrados más bonitos; la de las mujeres con más ambición, y por ende más “bonitas”; la de la Feria de las Flores; la MÁS INNOVADORA… Hubiera sido más sensato invertir todo el presupuesto de la propaganda de la más innovadora en una estructura más fuerte de seguridad… Tristemente en cuestión de un año estamos rogando por repuntar de nuevo en los listados de las ciudades más inseguras.
No es posible tener un crecimiento que suponga una mejor calidad de vida cuando los dineros están dirigidos a alimentar una concepción sumamente errónea que tenemos de la palabra CULTURA, porque si la cultura son las costumbres, las nuestras están al revés… Tan complejo es entender que “La voz del pueblo es la voz de Dios” en una sociedad en la que “Al pueblo, pan y circo”.
Por eso en Colombia preferimos ser permisivos con la muerte animal en las plazas de toros; optamos por maquillar una cabalgata y volverla un “Desfile a Caballo”; y preferimos 4 días de fiesta y “guacherna”… Es imposible pensar en una sociedad de respeto y de prioridades claras y definidas cuando los recursos no son planeados con la cabeza.
Quisiera que un colombiano me respondiera si no prefiere ahorrarse el dinero de esas “tradiciones” y esperar una ciudad con mejor infraestructura, mejor malla vial, sin posibilidad de inundación y sin el miedo constante a que la moto llegue por detrás.
Será por eso que somos el país más feliz, porque la foto nos la toman en pleno desfile de silleteros, aplaudiendo y sonriéndole con orgullo a esos campesinos que trabajan todo el año para que nosotros tengamos una excusa para rumbear toda una semana.
No estoy en contra de la fiesta, pero sí de las prioridades descuidadas y de la sociedad inconsciente que para carpas cabaret sí hay, pero para mejor calidad de vida, no.
@SebasdelosRios