Cuando parecía que el cuarto de hora del Epa Colombia llegaba a su fin, reapareció en las tendencias de Twitter, esta vez producto de la aparente oferta del Canal de RCN para tenerla entre sus presentadoras. Cierto o falso, la cuestión desbordó la “indignación tuitera” y una vez más se fueron lanza en ristre contra la comediante.
Hace unos meses, en la Feria del Libro, los youtubers fueron los grandes protagonistas. Al evento, que cada vez atrae más público, se le sumó la fanaticada adolescente con el libro debajo del brazo para conseguir el autógrafo de Germán Garmendia o de Sebastián Villalobos. En aquel entonces, la “indignación literaria” denunció que estos personajes no eran escritores, que no era su espacio y que era vergonzoso que libros de tan baja calidad tuvieran tanto público.
Estos dos eventos son apenas un ápice de lo que está ocurriendo en todo el mundo. No hace mucho, los escritores tenían que enviar sus manuscritos a muchas editoriales y pasar casi por un proceso de súplica para que llegaran a ver la luz, mientras los adolescentes se desvelaban pensando en sus vidas siendo estrellas en la televisión. Las agencias editoriales y los productores de televisión cerraban sus puertas, o en otras palabras, actuaban como un filtro.
Pero con internet es otra cosa. Cualquiera puede tener su propio canal de YouTube, cualquier escritor puede autopublicar su obra, cualquier persona se puede convertir en la siguiente estrella de la comedia, sea con una sátira política o con un simple “¡Eh, eh, epa Colombia!”. Internet, no solo se ha convertido en un espacio de intercambio de información, sino que también la ha abierto la puerta al fenómeno de la democracia cultural.
Bajo este concepto, cualquier persona puede crear contenido, hay pluralismo, interculturalidad, intercambio de ideas de manera abierta y a la vista de todo el mundo. Entonces, ¿qué pasó con la labor de filtro que ejercían las editoriales y los productores? ¡Pues que ahora están en manos del público!
Usted, yo y los millones de navegantes nos encontramos cara a cara con estos contenidos y somos quienes lo aprobamos o rechazamos, por absurdo, mediocre o excelente que sea. Todos aquellos que hicieron click en el botón “Compartir” son los que convirtieron a la chica Epa Colombia, a los Youtubers, a muchas de los nuevos cantantes, en las estrellas que hoy son.
El problema es la calidad. La cultura de masas viraliza el contenido en la medida en que lo disfruta y no en razón a que sea bueno o malo, de ahí que sea absolutamente imposible de controlar este tipo de fenómenos. Pero también se aburre. De repente, el Epa Colombia dejará de ser divertido, el público de los youtubers adolescentes madurará y los que hacían tutoriales tal vez se cansen.
Cinco o diez años más adelante algunos de estos personajes volverán, esta vez en forma de polémica, porque les habrá cambiado el rostro, la fortuna, tendrán familia o cualquier otro motivo que haya pasado por el azar. Mientras tanto, lo único que nos queda por hacer a nosotros, público y juez, es emitir el siguiente veredicto y decidir cuál es el siguiente contenido que “merece” ser compartido.
@El_Graffo