Siento un dolor patrio cada vez que los progres y la guerrillerada en general, lanzan falacias y señalamientos que carecen de acervo argumentativo, donde puedan reposar sus vacuos ataques mediáticos en contra de la actividad ganadera.
La izquierda colombiana es un agente sembrador de odios, que pretende empañar, distorsionar la imagen pulcra y loable de los ganaderos.
Lastimosamente los ganaderos han sido víctimas y quizás uno de los renglones económicos más golpeados a raíz del conflicto armado colombiano, aun así, después de estar en el fuego cruzado y a merced de un abandono estatal, los ganaderos son ejemplo de resiliencia y perseverancia, pues el ahincó y amor por esta patria impulsa a estos hombres y mujeres a seguir en esta gesta.
Después de haber culminado la horrible noche y divisado los primeros rayos de prosperidad para este sector, gracias a las multimillonarias exportaciones de carne y ganado en pie, que han causado un dinamismo económico en las zonas donde esta acentuada la actividad y ejemplo de reactivación.
Al divisar esta prosperidad la izquierda rebuzna improperios, con el fin de cautivar incautos para enlodar la imagen prístina de los ganaderos, y de paso ensanchar sus filas de militantes que desconocen la historia y relevancia de la actividad.
La izquierda pretende vender una imagen negativa, mostrando a los ganaderos como agentes impulsadores del conflicto, pero las titulares de periódicos de los 90 e inicios del 2000 están escritos con la sangre de centenares de ganaderos que padecieron secuestros, asesinatos y extorsiones por parte de grupos al margen de la ley.
El estado colombiano está en deuda con la ganadería y debería resarcir el daño, impulsando proyectos para beneficio de los ganaderos, haciendo de esta actividad más rentable y amigable con el medio ambiente, como lo viene haciendo Fedegán, en cabeza de su presidente ejecutivo, José Félix Lafaurie, quien es también, un soldado defensor del bueno nombre de este gremio.
Los que atacan la ganadería, seguramente desconocen que genera mas de 910 mil empleos, que van a saber de eso los progres, si el negocio de ellos es sembrar marihuana y coca, cultivos ilícitos causantes de la deforestación en la amazonia colombiana.
Para ocultar su expansión y bonanza cocalera, tras el acuerdo de ‘’paz’’ que nos dejó inundados de coca, con mas de 245 mil hectáreas sembradas, ahora los políticos pagados por los narcoterroristas de las Farc, señalan que el causante del daño ambiental es la ganadería extensiva.
La culpa no es de la vaca, aquí los verdaderos causantes del daño ambiental en la Amazonia colombiana son los narcoterroristas de las Farc, con el beneplácito de los vendedores de patria que firmaron el supuesto acuerdo, permitiendo así, la proliferación y consolidación de un estado cocalero. La ganadería se debe impulsar, tecnificar y el estado debe velar por que se respete el buen nombre de quienes profesan esta fe. Que el deseo de oscurantismo y absolutismo no nuble la claridad laboriosa y prospera que brinda la ganaderia.