El pasado 19 de junio se realizó el día sin IVA, que para el gobierno fue un éxito, por la avalancha de compradores en varios sitios del país, pero cuya desorganización (especialmente en algunos centros comerciales) ocasionará un aumento significativo en los contagios de la COVID-19 en los próximos días, según expertos. Ante este panorama, los políticos de lo que se denomina izquierda, en especial los de la corriente marxista, ya están planeando su macabro festín ante el fracaso del ejecutivo, en atención a lo cual hay que afirmar que si en Colombia se produce el vaticinio anunciado es solo una secuela de lo hecho por el Partido Comunista de China (que permitió el origen y la propagación de la plaga por el mundo)... los errores o aciertos de los diferentes gobiernos son solo efectos.
Es obligación de cualquier gobierno serio enfrentar con todos los recursos del Estado la pandemia y evitar el colapso económico, que en este caso produciría hambre para millones de colombianos, situación que utilizarían los seguidores de la estafa comunista del marxismo-leninismo para sus torvas intenciones, eso sí olvidando de donde viene la peste. Ahora bien, ante la gran tribulación que le está produciendo al planeta el Partido Comunista de Chino con la COVID-19, se debería declarar al marxismo-leninismo como enemigo de la humanidad... por ende, en Colombia especialmente, serían muy masoquistas los ciudadanos que voten por candidatos que son respaldados por grupos o partidos que abrazan al marxismo.
Sin discusión, los contagios, las muertes, el hambre y todas las desgracias que ha generado, está generando y generará el coronavirus provienen de China. Entonces, es demasiado oportunista señalar las equivocaciones que cualquier gobierno pueda cometer ante la emergencia, cuando sabemos el origen de la catástrofe sanitaria y también que nadie tiene una receta mágica para resolver las consecuencias calamitosas de la plaga, puesto que es una situación atípica para la que la humanidad no estaba preparada.
Así pues, los derechos universales fueron violados por el régimen chino, que no dio una alerta temprana acerca de la COVID-19 a las naciones... ahora se tienen las consecuencias. No obstante, en Colombia, la mamertería busca que el gobierno sea el chivo expiatorio, como si el mal fuera único y exclusivo del país. Por algo no hemos escuchado a ningún dirigente de los diferentes pelambres que constituyen el marxismo pronunciándose sobre la responsabilidad del Partido Comunista de China por el nacimiento y la propagación del coronavirus.
En ese sentido, las naciones deberían exigirle al gobierno chino una indemnización para poder paliar a la plaga que se engendró en la ciudad de Wuhan, cuya culpa es de la camarilla marxista. Insisto, las aflicciones que sufre Colombia o cualquier parte de la tierra por la pandemia tienen el sello perverso del Partido Comunista de China... lo demás son los resultados. Así queda patentado que el comunismo desprecia al ser humano y por lo tanto a la vida, no obstante que los criptocomunistas e idiotas útiles buscan excusar las practicas marxistas.
Ante la plaga del virus chino, a cualquier gobierno democrático le corresponde defender a los ciudadanos, no solo de la pandemia sino de lo que ocurre en el aspecto económico y social. De ahí que el día sin IVA tenía como fin buscar que no se perdieran más empleos, especialmente en el sector industrial, comercial y de servicios, aunque todo el cataclismo que sufren los pueblos en la actualidad esté marcado por la irresponsabilidad de Pekín. Por ende, los mamertos, con sus diferentes máscaras, no deberían abrir la boca para criticar las iniciativas del gobierno ante la hecatombe sanitaria, más bien deberían tener un poco de vergüenza, ya que el maremágnum pandémico que estamos viviendo fue permitido por el régimen chino que sigue los dogmas marxistas, al igual que los mamertos criollos.
Ante la tremenda calamidad por la irresponsabilidad del esperpento marxista, representado en el gobierno de China, se tienen que recordar las palabras de Olavo de Carvalho, filosofo brasileño, quien afirmó: “El comunismo no es un gran ideal que se pervirtió. Es una perversión que se vendió como un gran ideal”.
